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OFENSIVA CONTRA CATALUÑA
Los nacionalistas catalanes y el PSC han logrado convertir a Cataluña en un “oasis” de corrupción. Pero mucho peor es el designio de tapar e institucionalizar esa corrupción con argumentos “patrióticos”, al estilo del PRI mejicano. Indudablemente estamos ante un peligroso ataque a Cataluña.
ERC, amparada por el PSC, reivindica el golpismo de Companys y se ha asociado con la ETA en diversos chanchullos con los asesinos, mutuamente beneficiosos. Y no menos perjudiciales para Cataluña.
La propaganda que presenta al idioma español común, una riqueza inestimable para todos, como ajeno a los catalanes y enemigo suyo, sólo puede considerarse parte de una campaña contra Cataluña.
La retórica injuriosa y despreciativa hacia España mantenida sin tregua por los nacionalistas y socialistas también perjudica muy seriamente a Cataluña, porque ésta es parte de España, y porque esas literaturas provocadoras tienden a fomentar reacciones del mismo estilo contra los catalanes.
El boicot financiado por la Generalidad contra los productos de otros lugares de España también perjudica muy seriamente a Cataluña, entre otras cosas porque promueve una espiral de boicots en sentido contrario.
La literatura entre victimista y narcisista cultivada por los nacionalistas y maragallianos es esencialmente idéntica a la que cultivaron los nazis para llevar a Alemania al desastre. Al igual que entonces, esas melopeas envilecen a la gente y, desde luego, sólo pueden traer efectos catastróficos.
Del mismo estilo nazi es la pretensión de que criticar a los nacionalismos y sus desmanes significa “atacar a Cataluña”. Así hablaban los nazis: denunciarlos suponía ofender a Alemania. Pero es exactamente lo contrario. Denunciar y criticar la demagogia nacionalista significa defender la libertad, a Cataluña y a España entera.
La permanente corrosión y burla de la Constitución que garantiza las libertades de todos en la unidad de España, ataca frontalmente a los catalanes y a todos los españoles, y puede desembocar en una crisis de resultados imprevisibles.
Muy contrario también a los más elementales intereses de Cataluña es el intento de liquidar la libertad de expresión, ya muy restringida en la región catalana, con el pretexto de que defender las libertades y la unidad de España equivale a “sembrar el odio” o a “denigrar a Cataluña”. Quienes siembran el odio, con injurias y calumnias, o con palabras hipócritamente suaves, son precisamente los nacionalistas y el PSC. Ellos han logrado reducir a muy poco la libertad de expresión para los discrepantes de su demagogia, y eso daña muy profundamente a la sociedad catalana.
Lo que es malo para Cataluña es malo para España, y viceversa. Por ello es un deber de todos los catalanes y demás españoles de ideas democráticas oponerse con la máxima resolución a esta ofensiva generalizada contra Cataluña, contra la democracia y contra España.
(LD, 9-12-05)
(LD, 9-12-05)