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Las dos Españas
qué opinan los pensadores?
Ricardo Murillo y Murillo
El gran poeta sevillano D. Antonio Machado fue el que dio origen a la expresión “las dos Españas”: “Españolito que vienes/ al mundo te guarde Dios;/ UNA DE LAS DOS ESPAÑAS/ ha de herirte el corazón”. El primer libro que se publicó con ese título fue en 1907, escrito por un periodista mallorquín, D. Miguel de los Santos; pero la conciencia de escisión es una idea y una realidad más antiguas, o sea la distinción entre un estado caduco frente a una sociedad viva. En 1808, Napoleón decía que España era un Estado muerto, un cadáver; sin embargo la sociedad estaba llena de vida y resistente. Por eso el pueblo y los gobiernos se detestaban, como reconoció en el S. XX el político D. Antonio Maura.
Sobre la España del siglo XIX escribió mucho y muy bien D. Benito Pérez Galdós, conceptuado como el mejor narrador después de Cervantes. En su magna obra los Episodios Nacionales escribió sobre las dos Españas; una es el pueblo, que lucha – y que según Unamuno representa la intrahistoria (“historia de la gente que no tiene historia”)-; la otra es la España de las clases
dirigentes que defienden sus intereses y sus ideas.
dirigentes que defienden sus intereses y sus ideas.
Esta formula de “las dos Españas” ha tenido diversos significados a lo largo del tiempo. ¿Quién negaría las grandes diferencias ideológicas, sociales, religiosas de los dos grandes grupos políticos del siglo XIX, Conservadores y Liberales ( “Carlistas e Isabelinos”), los cuales originaron las guerras civiles de ese siglo y lo que Ortega define como la lucha entre dos espíritus Ibéricos?. Los conservadores eran tachados de integristas, inmovilitas, casticistas, tradicionalistas. En cambio, los liberales eras vistos como modernistas, europeístas y anticlericales. Esa lucha entre la España conservadora y la liberal se plasmó en diversas leyes y otros proyectos. Creo que había una visión maniquea que identificaba los valores positivos con el pueblo y los negativos con los políticos, nobles, burgueses y jerarcas católicos.
El combate duro entre esas dos Españas lo reflejan las novelas de tesis del gran escritor canario ya aludid “ Doña Perfecta” (1876) y “La Familia de Leon Roch” (1876) y las de otros escritores como Blasco Ibáñez en su obra “ El Intruso” o Ramiro de Maeztu, Ortega y Gasset y los novelistas de la Generación del 98.
Si ampliamos el significado de “las dos Españas” y nos situamos en el S. XX, podríamos referirnos a la división que hizo D. José Ortega y Gasset o sea: la España oficial y la España vital; la primera según el filósofo madrileño la constituyen el parlamento, los tribunales, el sistema de educación etc; los que para el político regeneracionista Joaquín Costa y para Unamuno eran la España del sueño, de las apariencias, de la mentira, mientras que la España vital era la España de la realidad, habiendo - comenta Ortega-, un gran contraste entre ambas. En cambio Machado se fija más en la España inculta, indiferente, atrasada, despreocupada, esa España dice en su poema Ricardo Murillo y Murillo Antonio Machado (retrato de autor desconocido) entre colegas • nº 29 • mayo 2009 pág. 7 “del pasado efímero”: “la España vieja que ora y bosteza, la del hombre que no es de ayer ni de mañana sino de nunca, una fruta vana”. También, en 1912, el autor de Campos de Castilla, aludía con dureza y espíritu critico a la España “de charanga y pandereta”.
A lo largo del S. XX se inventaron otros sinónimos para definir las diferencias entrelos españoles y lo que se consideraba dos Españas: la España joven, la España cansada, la España de las derechas, la España de las izquierdas, la España viva, la España oficial – coincidente con la formula orteguiana -. Mientras Machado y Ortega se refieren al plano ideológico, otros pensadores, como Oliver, denotan la diversidad desde el plano económico, distinguiendo la España más industrializada y comercial (Cataluña y País Vasco) de la otra más dependiente de la agricultura, más ruralizada ( Castilla, Andalucía, Extremadura).
En el año 1920 Ortega veía a España en ruina y pedía un nuevo Estado que respondiera a las nuevas exigencias históricas. Esa situación desembocó en la España de la Dictadura de Primo de Rivera (1923) y más tarde, en 1931, en la proclamación de la II República. Se radicalizaron los frentes en distintos planos entre las dos Españas y en 1936 estalló de nuevo otra guerra civil entre los españoles. Y a partir de 1939 teníamos: La España de los vencedores y vencidos; largo periodo del régimen franquista que, aunque con errores y arrastrando marcadas diferencias seculares: ideológicas, sociales, económicas, culturales, sin embargo España progresa y se convierte en la década de 1965-75 en la octava potencia industrial del mundo.
En 1975 se instaura la España de la Democracia, con una nueva Constitución (1978), un parlamento nuevo y el gobierno de la UCD; posteriormente el del PSOE y el del PP.
Esta dicotomía de las dos Españas, considerada históricamente con un criterio temporal más extensivo, tendríamos que analizarla a través de miles de años. Para ello sería muy valiosa la ayuda de dos grandes historiadores, Américo Castro (“España en su historia”,1948) y D. Claudio Sánchez Albornoz (“España un enigma histórico “ ).
No menos interesante sería saber de dónde procede el conflicto entre las dos Españas. D. Pedro Laín Entralgo dice que de tres tensiones: 1/ de orden ideológico y religioso;2/ de carácter socioeconómico;·/ 3/ de índole regional, además del radicalismo.
Según nos acercamos a nuestro tiempo los lectores tienen la experiencia directa de las luces y sombras de la España nueva – que en algunos aspectos no deja de ser la España profunda-. El ideal sería que en esta época de gran crisis aprendiésemos del pasado para que nazca como dijo Machado, una España nueva y que en esa, “una y diversa España”, encontremos, ojalá,- como dijo el profesor Laín Entralgo, maestro del equilibrio entre la tradición y el progreso-, “la verdad anterior al caleidoscopio de las diferencias”. Pero hay una cosa clara: los españoles no nos liberaremos de nuestras diferencias, crisis y males tumbándonos en el diván sino recuperando la vocación hacia lo alto y el esfuerzo.
Según nos acercamos a nuestro tiempo los lectores tienen la experiencia directa de las luces y sombras de la España nueva – que en algunos aspectos no deja de ser la España profunda-. El ideal sería que en esta época de gran crisis aprendiésemos del pasado para que nazca como dijo Machado, una España nueva y que en esa, “una y diversa España”, encontremos, ojalá,- como dijo el profesor Laín Entralgo, maestro del equilibrio entre la tradición y el progreso-, “la verdad anterior al caleidoscopio de las diferencias”. Pero hay una cosa clara: los españoles no nos liberaremos de nuestras diferencias, crisis y males tumbándonos en el diván sino recuperando la vocación hacia lo alto y el esfuerzo.
Ricardo Murillo y Murillo es Catedrático de Historia con residencia en Marbella
Opiniones de los lectores:
Enviado por ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN 09-02-2012 [17:23:29]
Artículo interesante, que analiza la cuestión de "las dos Españas" a través del tiempo, basándose en escritores, filósofos, historiadores y políticos... Para superar las diferencias entre los españoles el autor nos propone su solución: "recuperando la vocación hacia lo alto y el esfuerzo", a lo que podríamos añadir que estudiando, conociendo nuestra historia de forma veraz y objetiva, sin interferencias políticas ni ideológicas. Saludos.
Artículo interesante, que analiza la cuestión de "las dos Españas" a través del tiempo, basándose en escritores, filósofos, historiadores y políticos... Para superar las diferencias entre los españoles el autor nos propone su solución: "recuperando la vocación hacia lo alto y el esfuerzo", a lo que podríamos añadir que estudiando, conociendo nuestra historia de forma veraz y objetiva, sin interferencias políticas ni ideológicas. Saludos.
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