lunes, 4 de enero de 2010

ZAPATERO, HITLER, GOEBELS Y LA PROPAGANDA

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El plan de actividades elaborado por Goebbels, el jefe de la propaganda nazi, preveía una amplia utilización de los medios radiofónicos, con los cuales “nuestros enemigos no habían sabido hacer nada”, como escribió el jefe de Propaganda; “tanto más hemos de aprender nosotros para obtener el máximo provecho”. Hitler debía pronunciar sus discursos en todas las ciudades que tenían emisoras de radio: “Nosotros trasladaremos las retransmisiones radiofónicas en medio mismo del pueblo, facilitando de esta forma al oyente una imagen plástica de todo aquello que acontece en nuestras reuniones. Yo, personalmente, pronunciaré unas palabras como introducción al discurso del Führer, y con ello quiero intentar transmitir al oyente toda la magia y la atmósfera que impera en nuestras manifestaciones de masas”.

La función de Goebbels consistía en controlar todos los medios, de radio, televisión, cine, literatura, etc. También debía impedir que salga a luz la información del exterior (muchas veces esto significaba ocultar la verdad). Era también el encargado de promocionar o hacer públicos los avisos del gobierno. Usó mucho lo que hoy en día se conoce como el marketing social, ensalzando muchos sentimientos de orgullo, promoviendo muchos odios y en muchas ocasiones mintiendo y convenciendo de cosas muy alejadas de la realidad.

PRINCIPIOS DE LA PROPAGANDA
A Goebbels se le atribuye mucho de propaganda moderna, entre ellos sus 11 principios:

1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.

2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5. Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

6. Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad“.

7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10. Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa “como todo el mundo”, creando una falsa impresión de unanimidad.

¿SIMILITUDES?
Los dictadores nunca cumplen las leyes.
Ellos son los que hacen las leyes y,
por eso, se consideran equivocadamente incluso los “mesías”,
los que sin tener formación profesional,
se creen saber todo, gracias a los adulones
que miran y admiran sorprendidos los gestos
y los discursos de los dictadores.

¿Habrán similitudes entre los dictadores, empezando de Hitler, y el presidente boliviano?
Todos los rasgos parecen llegar al punto más crítico de la historia.
Algunos ejemplos son suficientes, para el desencanto.

“Yo creo que no debemos respetar las leyes neoliberales”, manifestó el presidente Evo Morales, a tiempo de pedir al Congreso Nacional que no se dedique sólo a servir a pequeños grupos que son “restos” del neoliberalismo (el único enemigo, minimizado al extremo, pero además, exhortando a no cumplir las leyes ni la Constitución Política del Estado).

El mandatario agregó que “ellos (las élites) en el fondo se sienten como enemigos históricos del pueblo boliviano, especialmente del movimiento campesino, obrero, de los movimientos sociales en mi país” (un mensaje para la confrontación, porque son los enemigos históricos, los oligarcas).

El 6 de agosto de 2008, en homenaje al día de la Fundación de la República de Bolivia, 20 mil soldados serán trasladados a Cochabamba, para participar en un desfile, para hacer una ostentación de poder y de fidelidad, de respeto y admiración hacia el presidente. Mucho antes, se hizo lo mismo en La Paz, el 24 de junio de 2008, con la mayor cantidad de policías jamás visto en la historia de Bolivia.

FUENTE:
http://revistadominical.lapatriaenlinea.com/index.php?option=com_content&task=view&id=419&Itemid=1

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