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COMENTARIO A UN COMENTARIO
servio dijo el día 13 de Diciembre de 2008 a las 19:20:15
Soy Profesor Agregado de Bachillerato
(me niego a calificarme como de "ESO")
y oposité en su día a todo el territorio nacional
(me niego a reducirlo a lo estatal),
porque, por aquel entonces, los españoles teníamos una lengua común y oficial,
nuestra secular Lengua Española,
llamada ahora por algunos como castellano,
éramos todos ciudadanos iguales ante la Ley
y concursábamos en igualdad de condiciones.
Era un sistema donde, efectivamente,
aún estaban vigentes los principios
de la autoridad
y el respeto,
del esfuerzo,
el estudio
y la constancia;
de la fuerza de voluntad,
el espíritu de superación
y la sana competitividad;
de la capacidad,
la preparación
y el mérito;
y, por supuesto, de la disciplina.
Era nuestro acervo de valores;
eran nuestros referentes;
era, por tanto,
la instrucción y la educación
que tratábamos de transmitir a nuestro alumnado...
Aquellas máximas
que todos o casi todos tratábamos de seguir
y de inculcar a nuestros discípulos de
“sé fuerte en la adversidad
y humilde en el triunfo”,
“las dificultades están hechas para ser vencidas”,
“no te desanimes por un fallo;
sin ellos es imposible el aprendizaje;
los fallos son la advertencia de que debemos mejorar e incluso cambiar”,
“conviértete en la persona que realmente eres
y da lo mejor de ti mismo”....
Todo eso ha sido enterrado por las leyes sociatas
(LODE, LOGSE, LOPEGCE
y ahora el mayor de los engendros,
la LOE,
verdadera guillotina de la excelencia y de la calidad)
y por todo lo que encierran:
relativismo,
buenismo,
pragmatismo,
utilitarismo,
falso pacifismo
(verdadero escondite de
cobardía,
gazmoñez
y pusilanimidad),
igualitarismo mediocrizante por lo bajo,
coeducación
(ya se ha revelado como una auténtica barbaridad humana y pedagógica),
ideología de género
(metida en las aulas
a través de esa pestilencia adoctrinante
pomposamente llamada EpC
y de las campañas de “Igualdad”,
desarrolladas a través de las “agentes de Igualdad”
[las nuevas licenciadas cabra del género]),
proscripción de la Historia de España,
de la Literatura Española,
de las Humanidades....
Es una verdadera vergüenza
y un desastre que pagaremos muy caro
más pronto que tarde.
Por eso, Esperanza Aguirre,
antigua ministra de Educación
(qué valiente fue con su Decreto de Humanidades)
de la que me siento pero que muy orgulloso de haber sido uno de sus subordinados,
es para mí todo un referente.
Un ejemplo a imitar y a seguir.
Lleva toda la razón
cuando afirma que
el triunfo en la batalla por los valores y las ideas es nuestro,
porque en ese terreno la izquierda en general y el socialismo en particular
carecen de legitimidad alguna para darnos lecciones.
¡Qué pena que no todo el mundo en el PP sea,
actúe y piense como mi admirada “lideresa”!
http://www.libertaddigital.com/sociedad/
aguirre-han-caido-en-el-absurdo-de-igualar-la-ignorancia
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