Ya tenía puesta hasta la foto de abajo mismo
Y lo del fiscal también estaba puesto y publicado
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Madrid
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Montserrat González; su hija, Triana Martínez, y la amiga de esta Raquel Gago fueron declaradas este sábado culpables del asesinato a tiros de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, perpetrado el 12 de mayo de 2014. El jurado consideró probado por unanimidad que madre e hija planearon acabar con la vida de la política. El tribunal popular estimó, en este caso por mayoría, que la policía local Raquel Gago “aceptó formar parte del plan” y mantuvo oculto en su coche durante 26 horas el revólver con el que se ejecutó el crimen.El jurado, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres, anunció a las 11 de la mañana que había alcanzado un veredicto sobre el crimen de Isabel Carrasco después de tres días de deliberación. A la una de la tarde, las tres acusadas entraron en la Audiencia Provincial de León. Montserrat González, autora confesa de los disparos que acabaron con la vida de la presidenta de la Diputación, y su hija Triana llegaron conducidas por la policía desde la prisión leonesa de Mansilla de las Mulas. Raquel Gago, en libertad provisional, lo hacía acompañada de su abogado, Fermín Guerrero, desde su domicilio.
El portavoz del jurado comenzó a leer las respuestas a las 84 preguntas que conformaban el objeto del veredicto y que contienen los hechos clave del juicio, que comenzó el pasado 18 de enero. Desde la primera pregunta hasta la última el tribunal popular dibujó una declaración nítida de culpabilidad, especialmente en el caso de la madre y de la hija.
Sobre Montserrat González, el jurado no tuvo ninguna duda. El 12 de mayo de 2014, a las 17.15, la madre, con el rostro oculto, asesinó de tres tiros por la espalda a Isabel Carrasco en la pasarela sobre el río Bernesga. Y lo hizo, según el veredicto, movida por “el odio” hacia la presidenta de la Diputación y en la creencia de que la política estaba sometiendo a una “persecución injusta” a su hija, que trabajaba como ingeniera para el organismo provincial.
González había reconocido los hechos en la primera jornada del juicio —“era mi hija o ella”, llegó a decir para justificar el crimen—, y para el jurado esta parte del veredicto fue sencilla. Los problemas comenzaban al tratar de la participación de Triana y, sobre todo, de Raquel Gago.
El tribunal ciudadano desechó toda la estrategia exculpatoria de Triana, que en la vista oral trató de desvincularse de los preparativos y de la ejecución del crimen. La pregunta 23 era la clave. El jurado, por unanimidad, considera probado que Triana “urdió” con su madre un “plan” para matar a Isabel Carrasco, y que ambas acusadas tuvieron un “reparto de papeles”.
El papel esencial de la hija
Según el veredicto unánime, Triana acumuló información sobre las actividades y los movimientos de Carrasco, buscó información en Internet sobre armas de fuego y efectuó seguimientos a la presidenta provincial del PP. El día del crimen, la joven se concertó con su madre para recoger el bolso con el revólver. Según el tribunal, su papel en el asesinato fue “esencial” e “imprescindible”.
A la hora de enjuiciar a Raquel Gago, el jurado se rompió. Siete miembros del tribunal —el mínimo que exige la ley para un veredicto de culpabilidad— consideraron probado que la policía local “conoció los propósitos homicidas” de su amiga Triana y de la madre de esta y “aceptó formar parte del plan” urdido por ellas.
Según el veredicto, una hora antes del crimen, Raquel Gago, se reunió con Montserrat y Triana en el piso de esta última para ultimar los detalles. La policía permitió que Triana guardara en su coche particular el bolso con el revólver y lo mantuvo oculto hasta la tarde del día 13, cuando “para alejar de sí toda sospecha”, llamó a un policía nacional amigo suyo para decirle que había encontrado casualmente el arma en el vehículo.
El tribunal desecha de plano las coartadas de enajenación mental expuestas por Montserrat y por Raquel Gago. Según el veredicto, ni la primera padecía un “trastorno de ideas delirantes” por la supuesta persecución sufrida por su hija, ni la segunda sufrió un bloqueo de “disonancia cognitiva” que le impidiera asumir los hechos.
EL FISCAL PIDE 22 AÑOS DE CÁRCEL POR EL CRIMEN
El veredicto del jurado supone considerar a las acusadas culpables de tres delitos: asesinato, atentado y tenencia ilícita de armas.
Para la madre y la hija el fiscal Emilio Fernández solicita una pena total de 22 años de cárcel. El acusador público tiene en cuenta que ambas han depositado 77.602 euros para indemnizar a la hija y al compañero sentimental de la víctima.
Raquel Gago, colaboradora. Para la policía local amiga de Triana, la petición fiscal es de 15 años —12 en por asesinato en concurso con atentado y tres por tenencia de armas—. El jurado cree que su participación como colaboradora en el crimen está probada, pero que no fue esencial para su consecución.
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