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ROMANCES
1
En la prisión de unos hierros,
lloraba la tortolilla...
Reciprocando requiebros
en el nido de una viña,
fertilidad le promete
de amor su cosecha opima.
Nunca nacieran los celos
que amores esterilizan,
corazones desenlazan
y esperanzas descaminan.
Perdió la tórtola amante
a manos de la malicia,
epitalamios consortes.
¡Ay, de quién los desperdicia!
Como era el águila reina
(mejor la llamara arpía),
cuando ejecute crueldades,
¿quién osará resistirlas?
¿Qué importan las amenazas
del águila ejecutiva,
si ya el león coronado
venganzas contra ella intima?
Humillará su soberbia,
caerá el águila atrevida,
siendo presa a los voraces
lebreles que la dividan.
(De "Los Cigarrales de Toledo")
2
A las niñas de Alcorcón
le cantaba Paracuellos,
mientras se juntan al bayle
debaxo el olmo, estos versos:
Fuérame yo por la puente,
que lo es, sin encantamiento,
en diziembre, de Madrid,
y en agosto, de Ríoseco.
La que haziéndose ojos toda
por ver su amante pigmeo
se quexa dél porque ingrato
le da con la arena en ellos.
La que la vez que se asoma
a mirar su rostro bello
es, a fuer de dama pobre,
en sólo un casco de espejo.
La pretina de jubón
que estando de ojetes lleno
cual pícaro, no trae más
que una cinta en los gregüescos.
Por esta puente de anillo
pasé un disanto, en efecto,
aunque pudiera a pie enjuto
vadear su mar Bermejo.
Reíme de ver su río,
y sobre los antepechos
de su puente titular
no sé si le dixe aquesto:
No os corráis, el Manzanares;
mas ¿cómo podréis correros,
si llegáis tan despeado
y de gota andáis enfermo?
Según arenas criáis,
y estáis ya caduco y viejo,
moriréis de mal de orina
como no os remedie el cielo.
Y en fe de aquesta verdad,
azadones veraniegos
abriendo en vos sepulturas
pronostican vuestro entierro.
Postilando vais vuestra agua,
y por esta causa creo
que con Jarama intentó
Filipo, datos comento.
No lo executó por ser
en daño de tantos pueblos,
mas como os vio tan quebrado
de piedra os puso el braguero.
Título de venerable
merecéis, aunque pequeño,
pues no es bien viéndoos tan calvo
que os perdamos el respeto.
Como Alcalá y Salamanca,
tenéis (y no sois Colegio)
vacaciones en verano
y curso sólo en invierno.
Mas, como estudiante floxo,
por andaros en floreos,
del Sotillo mil corrales
afrentan vuestros cuadernos...
Pero dexando las burlas
hablemos un rato en seso,
si no ya que os tienen loco
sequedades del cerebro:
¿cómo, decid, Manzanares,
tan poco medrado os vemos,
pretendiente en esta Corte
y en palacio lisonjero?
Un siglo y más ha que andáis,
hipócrita y macilento,
saliendo al paso a los reyes,
que tienen gusto de veros.
Alegar podéis servicios;
díganlo los que habéis hecho
en esa Casa del Campo,
sus laberintos y enredos.
Su Troya burlesca os llama
hombre sutil y de ingenio,
sin que su artificio envidie
los del Tajo y su Juanelo.
En azafates de mayo
presentáis a vuestro dueño
flores pancayas que en frutas
convierte después el tiempo.
¿Qué es la causa, pues, mi río,
que tantos años sirviendo
no os den siquiera un estado
que os pague en agua alimentos?
Filipo os quiso hacer grande
después de haberos cubierto
delante de él con la puente,
y él mismo os puso el sombrero.
Pedidle al Cuarto mercedes,
que otros han servido menos
y gozan ya más estados
que cuatro pozos manchegos.
No soy (diréis) ambicioso;
mas a fe, aunque os lo confieso,
que andáis siempre murmurando
por más que os llamen risueño.
¡Ánimo, cobarde río,
quebrantad vuestro destierro,
y pues rondáis a Palacio
entraos una noche dentro!
Fuentes tenéis que imitar,
que han ganado con sus cuerpos
(como damas cortesanas)
sitios en Madrid soberbios.
Adornadas de oro y piedras,
visitan plazas y templos,
y ya son dos escribanos,
¡que aquí hasta el agua anda en pleitos!
No sé yo por qué se entonan,
que no ha mucho que se vieron
por las calles de Madrid
a la vergüenza, en jumentos.
Más dixera, a no llegar
con dos cargas de pucheros
Bertol, y ansí por los propios
dexo cuidados ajenos.
(De "Los Cigarrales de Toledo")
3
Cuando la mulata noche
con sus higas de azabache,
sale a estrellarse con todos
lleno el rostro de lunares;
cuando brujas y lechuzas
a lustras tinieblas salen,
a chupar lámparas, unas,
y otras a chupar infantes,
me salí confuso y triste
a buscar un consonante
¡forzosa pensión de aquéllos
que comen uñas y guantes!
Los ojos puse en la luna,
y vi que estaba en menguante,
porque tuviese mi bolsa
con quien poder consolarse.
Pero divirtióme de ella
un ¡ce! ¡ce! que por celajes
de un manto, fue Celestina,
creyendo yo que era un ángel.
Conocí que era mujer,
si ansí merece llamarse
una cara Polifema
y unos ojos Sacripantes.
Trabamos conversación,
porque quisiera trabarse,
no siendo de Calatrava
a un doblón Abencerraje.
Brindóme con una mano,
y a fe que bastó a picarme,
pues topé cinco punzones
en vez de cinco dedales.
Desde la mano a la boca
quise hacer un pasacalle
cuya población ha meses
que ya por el suelo yace.
Manosee las mejillas,
y fue dicha no lisiarme
en dos juanetes buídos
entapizados de almagre.
Topé luego la nariz,
y, ¡por vida de mi madre,
que ella me topó primero,
aunque estaba bien distante!
Tenté los bajos países,
mas no topé los de Flandes,
sino en dos piernas cordeles
dos cenojiles bramantes.
Halléme en un cementerio,
y lloré que me tentase
como pecador novicio,
con solos huesos la carne.
Volvíla, en fin, los talones,
y picando de portante
me crucifiqué la frente
con más de dos mil señales.
Llegué a casa, y vuelto en mí
vine a hacer pleito homenaje
¡de no alambicar conceptos
ni buscar más consonantes!
(De "Los Cigarrales de Toledo")
4
Seis veces ha dado mayo
tributo en flores al sol,
que desea ver el fruto
de su esperanza, mi amor,
sin que anime este cuidado
una hora de posesión
en tanto tiempo, mi dicha
y vuestro largo favor.
¡Mirad si será milagro
que el gusto conserve en flor
en el jardín del deseo
tanto tiempo una afición,
y qué tal estará un alma,
que es mía, y habita en vos,
sustentándola seis años
la vista sin posesión!
Bien sé yo, señora mía,
que un discreto comparó,
con propiedad y agudeza,
el amante al labrador;
y que para que éste goce
la cosecha con sazón,
compra un día de descanso
por un año de sudor.
Mas ¿qué labrador habrá
que no deje la labor
que en seis años de trabajos
no da frutos, sino yo?
Sembré al principio esperanzas
en fe que me prometió
el pronóstico del gusto
un año de bendición;
y pasados seis de penas
nunca el agosto llegó,
siendo en cosechas de amores
el agosto la ocasión.
Ya sé que responderéis,
puede ser que con razón,
que culpe mi cortedad
y no vuestra obligación,
pues cogidos los cabellos
que su frente me ofreció,
sin ver su calvo castigo
gozara vuestro favor.
Mas si el dar cinco de corto
seis años me castigó,
asegundad y veréis
cuan diestro en el juego estoy.
Dueño mío, no haya más;
dad fruto como dais flor,
que se nos va todo en flores
y yo acabándome voy.
(De "Los Cigarrales de Toledo")
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1 comentario:
A la niñas de Alcorcón,
le cantaba Paracuellos....
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