Pospores dijo el día 21 de Agosto de 2010 a las 12:16:09:
Por una parte estoy de acuerdo con Marisa Cava de Llano en sus argumentos, aunque desgraciadamente en el año 1998, el Defensor del Pueblo (Álvarez Miranda) cedió a las presiones de Aznar - sí, de Aznar - y no presentó recurso contra la LPL de Cataluña (un bodrio basado en postulados nacionalistas culturales y, por lo tanto, antidemocrático por totalitario y fascistoide, aunque fuese aprobada por un parlamento elegido democráticamente y hasta por la mayoría de la sociedad) porque Pujol amenazó con no apoyar a su gobierno en minoría (y encima cedió al chantaje de echar a Vidal Quadras del liderazgo del PP catalán: una vileza).
Y es que ahí está el problema también. La democracia se basa en el respeto a unos determinados PRINCIPIOS que, por definición, no son votables ni mangoneables. Tales principios son previos a cualquier constitución que ha de respetarlos (o no es democrática) y ha de limitarse a positivarlos en su texto sin desvirtuarlos. Porque puede haber un régimen totalitario apoyado por una mayoría social, que no por eso pasa a ser democrático.
Tanto en Cataluña como en otras partes de España (aunque en Cataluña especialmente) se vulneran esos principios en materia de derechos lingüísticos: son los ciudadanos los que eligen en qué lengua oficial reciben los servicios públicos - especialmente algo tan importante como la enseñanza -y no se pone a las personas al servicio de la promoción o conservación de las lenguas, que no tienen territorios (ni estos lenguas), ni sienten, ni sufren ni tienen derechos. La única restricción - y sólo para los alumnos en enseñanza obligatiria - es tener que cursar como asignatura obligatoria la otra (o una de las otras cuando hay más de dos) lengua oficial, para garantizar la intercomunicación social al menos por bilingüismo pasivo, como se hace en todas las democracias de verdad. En ninguna se impide a un alumno recibir la enseñanza en su lengua si es oficial, y si el TC (por presiones de Pujol a Felipe González primero y a Aznar después y no hay más que comparar la STC 137/1986 con la infame y manipuladora 337/1994) considera que la CE no reconoce tal derecho de elección pues lo que ocure es que la CE tiene en ese aspecto, al menos, un fuerte déficit democrático (aunque lo apoye, que lo dudo mucho, la mayoría de los españoles) y hay que modificarla cuanto antes.
Los principios no se votan, como los postulados no se demuestran. Si no se respetan no hay verdadera democracia.
Y es que ahí está el problema también. La democracia se basa en el respeto a unos determinados PRINCIPIOS que, por definición, no son votables ni mangoneables. Tales principios son previos a cualquier constitución que ha de respetarlos (o no es democrática) y ha de limitarse a positivarlos en su texto sin desvirtuarlos. Porque puede haber un régimen totalitario apoyado por una mayoría social, que no por eso pasa a ser democrático.
Tanto en Cataluña como en otras partes de España (aunque en Cataluña especialmente) se vulneran esos principios en materia de derechos lingüísticos: son los ciudadanos los que eligen en qué lengua oficial reciben los servicios públicos - especialmente algo tan importante como la enseñanza -y no se pone a las personas al servicio de la promoción o conservación de las lenguas, que no tienen territorios (ni estos lenguas), ni sienten, ni sufren ni tienen derechos. La única restricción - y sólo para los alumnos en enseñanza obligatiria - es tener que cursar como asignatura obligatoria la otra (o una de las otras cuando hay más de dos) lengua oficial, para garantizar la intercomunicación social al menos por bilingüismo pasivo, como se hace en todas las democracias de verdad. En ninguna se impide a un alumno recibir la enseñanza en su lengua si es oficial, y si el TC (por presiones de Pujol a Felipe González primero y a Aznar después y no hay más que comparar la STC 137/1986 con la infame y manipuladora 337/1994) considera que la CE no reconoce tal derecho de elección pues lo que ocure es que la CE tiene en ese aspecto, al menos, un fuerte déficit democrático (aunque lo apoye, que lo dudo mucho, la mayoría de los españoles) y hay que modificarla cuanto antes.
Los principios no se votan, como los postulados no se demuestran. Si no se respetan no hay verdadera democracia.
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