PARO FEBRERO. DATOS DEL PROPIO GOBIERNO (Pinchar)
PARO MARZO. DATOS DEL PROPIO GOBIERNO (Pinchar)
ESPAÑA NO ESTUVO GUERRA IRAK – DECRETO GOBIERNO DE ZAPATERO FIRMADO POR 7 MINISTROS: DE LA VEGA, SEVILLA, SOLBES, BONO, ALONSO, CALDERA Y MORATINOS (Pinchar)
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UGT y CCOO utilizan el Día del Trabajo para solidarizarse con Garzón
La retórica sindicalista
en este Primero de mayo
ha terminado convirtiendo
el día del trabajo
en un nuevo acto de apoyo
al juez Garzón.
Tanto Toxo
como Méndez
han mezclado sus proclamas anticapitalistas
con críticas al PP y a Alemania.
Han terminado defendiendo al juez estrella
y la memoria histórica.
en este Primero de mayo
ha terminado convirtiendo
el día del trabajo
en un nuevo acto de apoyo
al juez Garzón.
Tanto Toxo
como Méndez
han mezclado sus proclamas anticapitalistas
con críticas al PP y a Alemania.
Han terminado defendiendo al juez estrella
y la memoria histórica.
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blanchar dijo el día 1 de Mayo de 2010 a las 20:27:42:
Lo más llamativo de estos millonarios, es que no acudieran a la minimanifestación en sus coches oficiales.
Lucero dijo el día 1 de Mayo de 2010 a las 19:37:46:
En mucha gente de izquierdas arraiga la idea pseudocomunista de que la culpa de que haya muchos pobres la tienen los ricos y los empresarios que son unos egoístas que no reparten sus beneficios. La cosa no es en general tan sencilla.
Clasificar a los empresarios como "ricos" y presuponer de forma tópica que tienen más de lo que se merecen puede inducir a ataques fiscales o incluso físicos contra ellos con el peligro que ello conlleva de destruir el tejido empresarial.
Cuando se intenta igualar a todos por abajo eliminando los incentivos empresariales, la pobreza aumenta drásticamente. En los países comunistas, para colmo, los antiguos ricos acaban siendo sustituidos por una casta de nuevos ricos, mucho menos justificable, formada ahora por los dirigentes del régimen.
Los primitivos que se dejan llevar por el odio de clases deberían pensar que, en las sociedades capitalistas occidentales, los pobres y los ricos no son dos grupos cerrados y aislados entre sí en donde los ricos son siempre las mismas familias, que heredan sus riquezas, y explotan durante siglos a las mismas familias de pobres a los que impiden salir de su pobreza. En la práctica lo que se ve es más bien lo siguiente:
Entre los nacidos en familias pobres siempre hay un 25 por ciento de personas que, combinando esfuerzo e inteligencia (y en algunas ocasiones golpes de suerte), consiguen transformar su pobreza en riqueza y a menudo transformarse en empresarios de rentables empresas.
Entre los nacidos en familias ricas siempre hay otro 25 por ciento de personas que, por pereza, abandono, falta de sentido común (o en algunas ocasiones golpes de mala suerte), pierden sus riquezas y pasan a ser pobres.
En muy pocas generaciones, se barajan los grados de riqueza y de pobreza de forma que la mitad de los descendientes de familias que eran pobres ahora son ricos y viceversa, por lo que los conceptos de clase y lucha de clases tienen poco de racional y demasiado de emocional y peligroso ya que alimentan odios y revueltas.
Esos porcentajes del 25 son solo una estimación media y simplista de lo que ocurre en las sociedades occidentales. Puede que sean incluso algo mayores. También es cierto que los conceptos de pobre y rico son relativos, admiten muchos matices y varían con los tiempos y lugares.
Pero continuando con el ejemplo simplista, hay que reconocer que mientras esos porcentajes no sean iguales al 50 por ciento son indicación de que existe una injusticia social en el sentido de que los nacidos en familias ricas tienen más oportunidades para seguir siendo ricos que la que tienen los nacidos en familias pobres para dejar de serlo.
Clasificar a los empresarios como "ricos" y presuponer de forma tópica que tienen más de lo que se merecen puede inducir a ataques fiscales o incluso físicos contra ellos con el peligro que ello conlleva de destruir el tejido empresarial.
Cuando se intenta igualar a todos por abajo eliminando los incentivos empresariales, la pobreza aumenta drásticamente. En los países comunistas, para colmo, los antiguos ricos acaban siendo sustituidos por una casta de nuevos ricos, mucho menos justificable, formada ahora por los dirigentes del régimen.
Los primitivos que se dejan llevar por el odio de clases deberían pensar que, en las sociedades capitalistas occidentales, los pobres y los ricos no son dos grupos cerrados y aislados entre sí en donde los ricos son siempre las mismas familias, que heredan sus riquezas, y explotan durante siglos a las mismas familias de pobres a los que impiden salir de su pobreza. En la práctica lo que se ve es más bien lo siguiente:
Entre los nacidos en familias pobres siempre hay un 25 por ciento de personas que, combinando esfuerzo e inteligencia (y en algunas ocasiones golpes de suerte), consiguen transformar su pobreza en riqueza y a menudo transformarse en empresarios de rentables empresas.
Entre los nacidos en familias ricas siempre hay otro 25 por ciento de personas que, por pereza, abandono, falta de sentido común (o en algunas ocasiones golpes de mala suerte), pierden sus riquezas y pasan a ser pobres.
En muy pocas generaciones, se barajan los grados de riqueza y de pobreza de forma que la mitad de los descendientes de familias que eran pobres ahora son ricos y viceversa, por lo que los conceptos de clase y lucha de clases tienen poco de racional y demasiado de emocional y peligroso ya que alimentan odios y revueltas.
Esos porcentajes del 25 son solo una estimación media y simplista de lo que ocurre en las sociedades occidentales. Puede que sean incluso algo mayores. También es cierto que los conceptos de pobre y rico son relativos, admiten muchos matices y varían con los tiempos y lugares.
Pero continuando con el ejemplo simplista, hay que reconocer que mientras esos porcentajes no sean iguales al 50 por ciento son indicación de que existe una injusticia social en el sentido de que los nacidos en familias ricas tienen más oportunidades para seguir siendo ricos que la que tienen los nacidos en familias pobres para dejar de serlo.
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