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Cortoletraje
INTROITO
10 J.M. 27/02/2009 12:32h
Estaba claro, todo el mundo en el pueblo lo sabía desde hace años, no es nada nuevo, es un pueblo pequeño, donde todos se conocen.
Ahora alguien se ha preocupado y ha tenido la valentía de destaparlo.
Es lamentable lo que ha pasado en este municipio.
No es normal que se concedan licencias de reforma para un corral que acaban convirtiéndose en lujosas viviendas, permitir cosas así no llevan a nada bueno.
Esto tiene varios aspectos negativos, sin duda, el primero es evidente, el descontrol y el consiguiente perjuicio urbanístico al paisaje, pero hay otro inconveniente, que quizás no afecte tanto al urbanismo pero sí a la mejora del pueblo.
Se trata de la enorme pérdida de plusvalías que deja de ingresar el municipio.
Se eluden las tasas y el impuesto de construcciones y obras, que además de pagar los servicios del “arquitecto municipal” sirven para contribuir a la mejora de equipamientos y servicios del municipio.
Esto se ha dejado de hacer en numerosas ocasiones. Es grave, muy grave, que un señor se gaste una fortuna en una construcción que en unos días la vende triplicando el valor y encima no contribuya al desarrollo del pueblo, el pago de servicios comunes o el mantenimiento de la carretera que llega hasta esa casa…. todo eso sin hablar del fraude fiscal al no declarar la operación como corresponde.
Alcaucín es un bonito municipio ubicado en una tierra maravillosa y no es justo lo que todos estos años se ha estado haciendo allí.
Se han visto crecer (como setas), en cuestión de meses, edificaciones desordenadas, urbanizaciones sin control, vendiendo parcelas y casas en muchas ocasiones sin la correspondiente urbanización de las calles y sin servicios o con calles a precario y servicios deficientes.
Sin embargo, el pueblo no ha sabido aprovechas la “riqueza” generada estos en años, ya que sigue careciendo de servicios que otros municipios cercanos, con menos ingresos, sí disponen.
En definitiva, no se ha aprovechado las plusvalías que podía haber generado tanto movimiento en la construcción.
Hay vías de acceso y calles principales, especialmente fuera del casco urbano que están intransitables, sucias y olvidadas, a pesar de ser allí donde más ha crecido la parcelación y la edificación.
No sería justo obviar que en el pueblo se ha generado mucho empleo durante unos años, incluso fuera del pueblo, ya que ha sido necesaria mucha mano de obra, pero por otro lado esto ha contribuido al abandono progresivo del campo
(el campo es muy duro y es lógico optar por un empleo mejor pagado y menos arriesgado económicamente).
Esto no ha sido positivo, ya que se ha hecho sin control (la inercia de la construcción puede con casi todo) y el pueblo ha confiado mucho en el ladrillo.
Ahora, desde hace unos meses, la situación ha cambiado, ya no hay obras y se vuelve a cultivar al campo. Hace 2 y 3 años era prácticamente imposible encontrar a alguien (y si lo encontrabas no era del pueblo) que quisiese recoger la cosecha de naranjas o aceitunas, por ejemplo. Hoy no hay problema en encontrar quien haga este trabajo.
Todo esto contrasta con el lujo y ostentación que se aprecia en determinadas personas y empresas ligadas a las “transacciones inmobiliarias”, o incluso a personas que no se dedican a ello pero que han aprovechado el tirón para vender tierras heredadas de sus padres y abuelos.
En cuestión de 5 años hay terrenos que se han revalorizado más de un 500%.
De la noche a la mañana, personas que nunca se habían dedicado a la construcción han pasado a liderar las operaciones de compra-venta de solares, torres y todo tipo de ladrillo.
Esto no es posible, sin el consentimiento de quien otorga las licencias y permisos.
Un Ayuntamiento ha de ser honrado, justo, eficaz y solidario.
Ha de tratar a todo el mundo por igual, a los que residen en él y a los que van de visita que también contribuyen al desarrollo del pueblo.
Alcaucín ha sido un pueblo, como muchos otros de Andalucía, en el que hace años vio como sus habitantes tenían que abandonarlo para buscar trabajo a muchos kilómetros.
Hoy la situación ha cambiado mucho y la mayoría de las personas que tuvieron que dejarlo en los años ’50 y ’60 acaban volviendo allí.
Muchos nunca lo han dejado de hacer, aunque sólo sea por vacaciones, con sus hijos y nietos, a la casa que tanto esfuerzo hace muchos años les costó construir (una casa para disfrutar del pueblo, no para venderla y especular con ella).
Ahí está la diferencia, los principios, los valores. El dinero fácil, a la larga, suele salir muy caro. Este Ayuntamiento, muchas veces, ha tratado de forma diferente a sus vecinos, dependiendo de si son vecinos-votantes o vecinos-visitantes, aunque todos son hijos del mismo pueblo.
No sería justo, de momento juzgar a nadie. Para eso están los jueces, que no dudo podrán recopilar las pruebas necesarias que sean suficientes para poner a cada uno en su sitio.
De momento han sido muchos indicios (a la vista están) los que han sustentado la investigación, pero tampoco sería justo olvidar a quienes se han enriquecido por la vía fácil y si desde el punto de vista penal nada hay que decir, seguramente desde un punto de vista tributario, con toda seguridad hay que investigar ciertas operaciones que puedan haber constituido fraude fiscal.
Desde el punto de vista político, con toda seguridad, se tendrán que depurar responsabilidades. Los partidos políticos han de auditar y vigilar las actuaciones de sus cargos y representantes en las Administraciones. La transparencia es básica para el buen funcionamiento de las instituciones y también de los partidos.
Por tanto el partido al que pertenece este señor, algo tendrá que decir.
Siento pena por lo que ha pasado, ahora toda España conocerá a este maravilloso pueblo, no por su tierra, o por su sol que inunda las calles y sus casas blancas, por la Sierra del Alcázar, o por los restos del Castillo de Zalia, que mira de lejos impotente, con sus pocas piedras que aún resisten en pie, la barbaridad que ha ido creciendo todos estos años bajo sus pies.
J.M.
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