Orgulloso de ser español

Nos sorprende que en Francia cultiven y debatan sobre el orgullo de ser francés porque en España llevamos cuarenta años haciendo todo lo contrario: huyendo de esta cuestión capital. Hemos transitado de un nacionalismo español que pretendía borrar las esencias regionales a otro que ridiculiza aquello que nos une, comenzando por la lengua, pasando por la historia y siguiendo por los símbolos patrios y la religión mayoritaria. Incluso varios partidos con representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados y capacidad para formar y derribar gobiernos, niegan que exista una Nación llamadaEspaña tal y como el mundo entero ha identificado en los últimos quinientos años.
Cantar el himno y exhibir la bandera son gestos habituales en la mayoría de los países del mundo, y demostraciones de, por encima de todo, civismo. Viviendo en una época en la que cada año vienen a vivir a nuestro país miles de personas de otras naciones y de otras culturas, conviene explicarles quiénes somos y de dónde venimos para facilitarles la integración y la convivencia. Cuando viví en El Salvador, canté su himno infinidad de veces durante cinco años (cada 15 de septiembre en mi trabajo, en las tomas de posesión de los presidentes, al iniciar actos académicos...) y, como ciudadano español y ciudadano del mundo, me siento orgulloso de haberlo hecho. Esos gestos me ayudaron a convivir en un país que no era el mío pero que terminé sintiéndolo como tal.
Por eso sería conveniente de que nos enteráramos nosotros mismos del sentido de los símbolos patrios. Yo creo que ése es el problema que quiere atajar Sarkozy y que los españoles, de alguna manera u otra, intuímos que debemos imitar y recordar periódicamente. Debemos saber qué es España y qué significa haber nacido en ella.