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PSOE
¿100 AÑOS DE HONESTIDAD?
¡Ni 100 minutos seguidos!
© Arturo Álvarez Martínez – 2008
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Rajoy le dice a Zapatero, todo lo que pone aquí abajo, Zapatero no contesta a NADA de forma convincente. En menos de 5 minutos
Contesta mucho más tiempo al resto de los grupos, pero en igual sentido.
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Zapatero Versus Rajoy
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Intervención completa de Mariano Rajoy
Muchas gracias, señor Presidente.
Señorías:
No sé si el señor Rodríguez Zapatero nos ha entendido mal con motivo de esta convocatoria, pero no le hemos hecho venir para que nos consuele, ni para ofrecerle la oportunidad de que exponga sus excusas, sino para que nos explique de viva voz qué es lo que está pasando.
Le hemos hecho venir porque atravesamos una situación de progresivo y alarmante deterioro. Lo que se ve y lo que se oye transmite una penosa sensación de falta de rumbo, de improvisación, de desgobierno. Nos hemos convertido en la comidilla de nuestros socios europeos.
Esta situación le inquieta a todo el mundo. A ustedes, sin duda, también puesto que han llegado a hablar de conjuras internacionales.
¿Qué está pasando, señoría?
Veníamos a escuchar sus explicaciones. En lugar de hacerlo nos descarga la habitual letanía de autosatisfacciones y buenos augurios.
En esto he de reconocer, señor Rodríguez Zapatero, que es usted coherente.
Una vez tras otra ha venido a decirnos que la recuperación es inminente.
Eso, después de negar la crisis por razones electorales, culpar a otros de la misma, afirmar que sería pasajera y anunciar brotes verdes a cada vuelta del camino.
Hoy nos anuncia, una vez más, y ya hemos perdido la cuenta, que estamos a punto de superar la crisis. Y, una vez más, insiste en que, esta vez sí, la recuperación económica se producirá este año; y que, esta vez sí que sí, tenemos la creación de empleo al alcance de la vista, casi al alcance de la mano.
Es decir, señoría, lo de siempre.
A veces pienso, señoría, que no estamos hablando del mismo país.
¿Estoy mal informado o tenemos medio millón de parados más que hace seis meses?
¿Y hemos sobrepasado los cuatro millones de parados que no íbamos a alcanzar?
¿Y hemos superado una tasa de paro juvenil del 44%?
¿Y es cierto que ha comunicado usted a Bruselas que en este año 2010 se destruirán 360.000 empleos más?
Si todo esto es cierto, ¿de qué estamos hablando, señorías?
¿Y cuál es esa protección social que tanto satisface al señor Rodríguez Zapatero?
¿Se refiere, tal vez, al millón largo de parados que no tienen cobertura?
¿A los 400 autónomos que se van al paro cada día?
¿Al millón de familias con todos sus miembros en el paro?
¿De qué presume?
¿Cuáles son sus éxitos en política social?
Porque vamos a ver, señoría, no quisiera equivocarme:
¿Es cierto que el Estado está gastando un 70% más de lo que ingresa?
¿Y que el Déficit público alcanza ya el 11,4 % del PIB?
¿Digo bien si digo que la Deuda ha pasado del 36% del PIB al 55% en dos años?
¿Y que las pequeñas y medianas empresas y que los trabajadores autónomos están ahogados por los impagos y la falta de crédito?
Si todo esto es cierto, ¿qué es lo que va bien?
Si todo está tan bien encarrilado, ¿por qué se acuerdan tanto de España en la Unión Europea? ¿Por qué les preocupa a ellos una situación que usted considera que mejora de día en día?
¿Tendrá algo que ver con ese déficit gigantesco que ha creado usted en dos años? ¿Tendrá alguna relación con esa deuda oceánica que nos ha cargado en la espalda a nosotros, a nuestros hijos y aún a los hijos de nuestros hijos?
¿No se da cuenta, señoría, de que ya no inspira confianza ni dentro ni fuera de España, ni a los consumidores ni a los inversores, ni a los ciudadanos en general?
Eso es lo más grave que nos está pasando en este momento.
Esto, la pérdida de confianza en su forma de actuar, es lo más grave que nos está pasando en este momento.
No inspira confianza, en primer lugar, porque no dice la verdad. Y no lo hace porque esté ciego o porque vea las cosas de otra manera. No. No inspira confianza porque niega la realidad con afán de engañar.
Ahora dice que estamos a punto de abandonar la crisis. ¿De dónde lo saca? Porque, dejando aparte previsiones de otras instituciones, es su Gobierno el que acaba de decir a Europa que la Economía española se contraerá también este año. ¿O es que no lo dice?
Y no inspira confianza porque no hace nada de lo que debe hacer.
No inspira confianza porque no ha tomado las medidas adecuadas que le han aconsejado todas las instituciones nacionales e internacionales a las que ha menospreciado. Usted sólo hace anuncios. Ha venido en un sinfín de ocasiones a esta Cámara a presentar planes y más planes, anuncios y más anuncios. Y cada vez que viene las cosas están peor. ¿Para qué valen sus planes y para qué valen sus anuncios?
Para colmo, señor Rodríguez Zapatero, sus últimas actuaciones, sus palabras y sus promesas, no se corresponden con los hechos.
Si los parados, especialmente los parados, necesitan una reforma laboral en serio, y usted se limita a dar un guión informativo y delegar su responsabilidad en sindicatos y patronales, que llevan dos años en esa tarea, está usted rehuyendo sus responsabilidades. Eso sí, con mucha trompetería dialéctica, muchas fotos y muchas ruedas de prensa en Moncloa.
Anuncia en Bruselas, 28 días después de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, donde aumenta el gasto en 27.000 millones, anuncia una reducción del gasto público de 50.000 millones de Euros en cuatro años, pero de ellos sólo 5.000 este ejercicio. Señoría, su voluntad de reducir el gasto público es poco creíble. Y le diré por qué. Fíjese, de 5.000 millones de euros de recorte anunciado para 2010, solamente 250 millones de euros son disminución del gasto corriente. El resto, el 95%, lo quita usted de inversiones productivas, apoyo a las empresas y trucos contables como los 1.500 millones del fondo de contingencia. Y dice usted que en los próximos, no en éste, va a bajar el capítulo de personal un 4%. Así ha evolucionado el capítulo de personal desde que usted es presidente del Gobierno: ha subido el 41%.
Me temo que estamos ante un nuevo anuncio, una fórmula para salir del paso; una más de esas a las que ya nos tiene habituados.
¿Cómo puede inspirar confianza un gobierno que remite un plan por la mañana y lo rectifica por la tarde, que propone un nuevo sistema para calcular la pensión de jubilación y luego dice que no lo ha hecho, que utiliza un discurso distinto para cada interlocutor y dice una cosa aquí, otra en Londres, y otra a los sindicatos, procurando quedar bien con todo el mundo?
Esto no sale gratis. La realidad no perdona el engaño, y dar pie a la desconfianza es el peor perjuicio que se está causando hoy a la economía española.
No busque culpables más allá de su escaño porque todo el mérito es suyo. No es que ahora le miren en Europa con malos ojos, es que ahora le conocen.
No busque conspiraciones ni chivos expiatorios. Averigüe qué ha hecho usted para que su gobierno suscite tantos recelos.
Y no es España la que inspira desconfianza: es usted, es la forma que tiene este Gobierno de llevar la economía.
España es un país fiable, porque es un país que cumple, España es una nación seria; tanto que su vicepresidenta, la señora Salgado, ha presumido en Londres de cómo los españoles supimos cumplir aquellos dificilísimos criterios de Maastricht. Es verdad: lo hicimos. Se le ha olvidado decir a la señora vicepresidenta que entonces gobernaba el PP, pero es verdad: España es una nación seria y adulta que entiende los problemas y acepta los sacrificios cuando está bien gobernada.
España es un país serio; el gobierno de su señoría, no.
Acaba de ofrecer en estos días una exhibición más de inconsecuencia.
Por un momento parecía que, acuciado por los mercados, le hubiera acometido el arrepentimiento. Parecía dispuesto, aunque fuera de forma tácita, a reconocer sus errores y a corregir el daño que ha causado a la economía de los españoles.
De pronto se acuerda de que urge reducir el gasto público, le apremia la reforma de las pensiones, y decide, con mano firme, abordar la siempre denostada reforma laboral.
Parecía increíble, porque se estaba llevando la contraria a usted mismo, de viva voz.
En efecto, era increíble. Un espejismo. Un gesto más. Amagar y no dar. A los pocos días todo quedaba en palabras. Yo comprendo, señor presidente, que gobernar es muy duro.
Corregir el déficit exigiría, ciertamente, reducir ya varias decenas de miles de millones, cargarse los dispendiosos presupuestos que aprobó hace un mes, cambiar la reciente reforma de la financiación autonómica que sólo va a traer más endeudamiento y exponer un plan, probablemente poco agradable, de recortes en el gasto. Comprendo que le tiemble la mano.
Y, por tanto, comprendo que, una vez que ha pasado el susto internacional, decida no complicarse la vida. Lo puedo comprender, pero no lo puedo admitir.
Ha sido un momento de pánico, pero ha tenido la virtud de obligarle a reconocer lo que necesita España: reestructurar el gasto público, acabar con el descontrol del déficit y de la deuda, acometer la reforma laboral. A ello, hemos de añadir la rebaja de impuestos para los emprendedores, la reestructuración del sistema financiero y las reformas de sectores estratégicos.
En fin, vamos a lo que más importa en el debate de hoy.
¿Quién se ocupará de ofrecer a los españoles lo que usted no ha querido darles?
¿Quien acometerá la reducción del gasto, la corrección del déficit y el control de la deuda? Usted no ha querido hacerlo.
¿Quién va ocuparse de que vuelva a circular el crédito y recupere su aliento la actividad económica? Usted no ha querido hacerlo.
¿Quién se atreverá a hacer la reforma laboral que despeje el horizonte de cuatro millones cuatrocientos mil parados? Usted no ha querido hacerlo.
¿Quien va a decir la verdad a los españoles y dejar claro que sin sacrificios no podemos recuperar el bienestar? Usted no ha querido hacerlo.
Y digo que “no ha querido” porque en ningún momento le ha faltado a usted el apoyo de una mayoría en esta Cámara.
No ha habido ni una sola medida económica, incluida la más importante, los Presupuestos Generales del Estado, que no haya podido salir adelante por falta de apoyos, ninguna.
Todas las normas que usted ha propuesto, todas, se le han aprobado y en la única ocasión que podían faltarle los apoyos habituales, en el caso del sistema financiero, contó con la ayuda del Partido Popular.
Ha podido usted gobernar como ha querido. Es usted, por lo tanto, el único responsable de la actual situación.
Bien, señorías, la gran pregunta que cabe hacerse es ¿qué se puede hacer en estas circunstancias, en las que la tarea sigue abandonada porque el responsable, que es usted, a pesar de su mayoría en esta Cámara, que la ha tenido, no ha querido asumirla?
Usted ha venido a pedir ayuda, diálogos, acuerdos, incluso nos ha anunciado que ha creado una comisión.
Bien, yo le recuerdo, que en esta misma cámara le he ofrecido, y ahí está el diario de sesiones, no una vez sino seis, la posibilidad de ponernos de acuerdo para combatir la crisis. Usted lo ha rechazado, no una vez sino seis.
¿Qué ha alegado usted en la última ocasión, hace mes y medio? Concretamente el 30 de diciembre, cuando se le preguntaba por la posible reedición de Pactos de la Moncloa. Respondía, señor Rodríguez Zapatero, una cosa asombrosa tratándose de crear empleos y corregir las cuentas: alegó usted diferencias ideológicas, profundas diferencias ideológicas. ¿Y eso qué significa? Que no quería pactos.
Ha aducido usted para no llegar a acuerdos en materia económica con el PP que “nos separan diferencias ideológicas de fondo” en este terreno.
Yo creo, señoría, que lo que nos separa de verdad son las diferentes actitudes ante la realidad. Por ejemplo, la pasada semana decía usted en esta Cámara que la economía española no está peor que hace seis meses.
Escuchen bien. Para el Presidente del Gobierno la situación económica no ha empeorado en los últimos seis meses. En este tiempo se han destruido 300.000 empleos, se ha incrementado el paro en 504.000 personas, el número de afiliaciones a la Seguridad Social ha descendido en 600.000, la actividad económica ha seguido cayendo, el consumo sigue estancado, la inversión continua descendiendo, el déficit del sector público sigue aumentando y la deuda pública engordando.
Pues bien, señorías, hay que decir la verdad, hay que tener el valor de reconocerlo y después de afrontarlo. Esa es la diferencia más importante que tenemos usted y yo.
Como comprenderá que vistas sus contradicciones, sus cambios de rumbo, sus errores de diagnóstico, sus continuas improvisaciones sus cambiantes actitudes ante la crisis, su credibilidad en esta materia está bajo mínimos.
Y esto más allá de los resultados en los que ya no voy a incidir.
Por lo tanto, entenderá señor Rodríguez Zapatero que, como condición previa para liderar un proceso de acuerdos, antes tiene usted que recuperar la credibilidad perdida. Porque en caso contrario, y para continuar con las mismas extravagancias económicas, eso que llama usted imperativos ideológicos, no le hace falta ningún pacto. Se basta y se sobra usted con sus apoyos habituales.
Por lo tanto, si quiere darnos pruebas de que va en serio y de que se ha terminado la etapa de los planes, los anuncios, y de los nuevos anuncios y de los anuncios que se vuelvan a anunciar, tiene usted una ocasión inmejorable ahora.
Anuncie, aquí y ahora, que quedan sin efecto las subidas de impuestos que usted ha promovido para este año. Me refiero a los impuestos sobre el ahorro y al Impuesto sobre el Valor Añadido.
Anuncie, aquí y ahora, que se pone en marcha de forma inmediata lo acordado el otro día en esta Cámara, con el apoyo de su grupo parlamentario, de no exigir el pago del IVA hasta que la factura este cobrada.
Anuncie, aquí y ahora, que está dispuesto, ya este mismo año, a acometer una más intensa reducción del gasto público de la que usted ha anunciado. Comprométase a reducir durante este ejercicio en 10.000 millones de euros el gasto de funcionamiento del Estado. Ha dicho usted que puede hacerlo, hágalo y comprométase aquí. Empezando, señor presidente, por la disminución en un 25% de altos cargos, aprobada por esta Cámara, por mayor hace una semana.
Anuncie, aquí y ahora, que va a modificar de forma inmediata la Ley General de Estabilidad Presupuestaria, que usted liquidó en la anterior legislatura, para establecer techos de gasto y límites de endeudamiento a todas las Administraciones Públicas y garantizar así el cumplimiento del Programa de Austeridad. Vuelva a la estabilidad de Ley Presupuestaria que usted derogó porque quiso.
Anuncie, aquí y ahora, que para aliviar el gravísimo problema de liquidez, motivado por los impagados y la escasez de créditos que tienen los autónomos y las pequeñas y medianas empresas, va a transformar la totalidad del Fondo de Inversión Local de 5.000 millones de euros en una línea de crédito para el pago de facturas pendientes a esos proveedores.
Anuncie aquí, que se va a probar una ley verdadera ley contra la morosidad, sin subterfugios, con un límite de 60 días para el pago de las facturas, que no deje al simple pacto entre las partes el cumplimiento de pago o el cumplimiento de la emisión de la factura. Anúncielo aquí.
Si hiciera esto, y se comprometiese aquí, delante de esta cámara, le hablo de cosas que han aprobado esta misma Cámara empezaría usted a dar algunas muestras de que se está tomado en serio las cosas. Y entonces podemos hablar de todo lo demás.
Podemos hablar de la reforma del mercado laboral, para evitar que haya más de un 30% de trabajadores temporales con indemnización cero, y, por tanto, habrá que hacer otro nuevo modelo de contrato
Podemos hablar en serio de la reestructuración del sistema financiero. Es que el FROP al que usted se ha referido aquí fue aprobado en junio y estamos en febrero y no se ha hecho ninguna operación.
Podemos hablar de pensiones, claro que podemos hablar señor presidente del Gobierno.
Podemos hablar de la competitividad, a través de más competencia y de la unidad de mercado.
Y podemos hablar de la reforma educativa y la del sistema energético, pero haber si usted se aclara, díganos si está de acuerdo —yo ya digo que sí- con lo que dijo ayer el ministro de Industria, temer a la energía nuclear es como temer a los eclipses de luna o de sol, yo estoy de acuerdo con usted, pero al ver si el presidente del gobierno se clara, y también está de acuerdo con usted.
Si hace todo eso, aquí nos tiene y si no lo hace, y si no rectifica, dada la situación, tiene que permitir que otros lo hagan.
Esta es la cuestión, señorías: es preciso que las cosas cambien, en eso está todo el mundo de acuerdo, pero quien lo impide es usted, que ni cumple con su obligación ni permite que otros lo hagan.
Termino ya.
Tienen ustedes tres alternativas:
La primera que usted, señor Rodríguez Zapatero, rectifique a fondo y con pruebas fehacientes, aquí y ahora, su política económica, porque así no podemos seguir.
La segunda, como estoy convencido de que usted no va a ejercitar su prerrogativa constitucional de disolver las cámaras, no la veo muy factible aunque aquí hay una alternativa dispuesta a gobernar en esta Cámara. .
La tercera es que ustedes, que ganaron las elecciones, que tienen una mayoría legítima en esta cámara, que con esa mayoría y con ningún voto más, invistieron como presidente de gobierno al señor Rodríguez Zapatero, reconsideren su posición.
Son ustedes los que tienen que decidir.
Ustedes verán lo que hacen, pero no duden de que si se empecinan en mantenella, iremos de mal en peor.
Perderemos dos años más, por el puro capricho de retrasar lo inevitable.
El tiempo no traerá el remedio. El tiempo sólo ayuda a los que se ayudan.
España necesita ya un gobierno en el que se pueda confiar, y no lo tiene.
En España hay una tarea urgente que realizar, y nadie la realiza.
Necesitamos que las cosas cambien, no hay nadie que no lo diga, y en manos de ustedes está el cambiarlas. Ya saben cuáles son sus alternativas, muchas gracias.
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