martes, 14 de enero de 2014

COMENTARIOS sobre el Juez Serrano que circunscribe los suicidios de varones con falsas denuncias de violencia (8)


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El juez Serrano dice que los suicidios masculinos se han disparado a causa de la Ley de Violencia de Género

El suicidio masculino se ha disparado tras la Ley de Violencia de Género, afirma el juez Francisco Serrano, que ha sobresalido en los últimos tiempos por denunciar que esta ley produce aplicaciones perversas que dañan principalmente a los hombres.


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Veedor dijo el día 13 de Octubre de 2010 a las 12:32:37:
La violencia existe y ha de ser perseguida, TODA LA VIOLENCIA.
Gran éxito han tenido en unir violencia y músculo, con ello han conseguido la presunción de inocencia al tiempo que logran para ellos (el sexo fuerte -jajaja-) la presunción de culpabilidad.
Antes sólo se conocía lo físico, lo psíquico no existía porque no se podía tocar... hasta que vieron que los daños que producía lo no físico y reconocieron el moving como algo real y punible.
El hombre, desde el principio de los tiempos, ha sido el que ha tenido que usar la fuerza física y la mujer ha utilizado la observación psicológica como fuerza, una fuerza excesiva y letal, pero muy limpia.
Los hombres hicieron las leyes, sí, y dejaron fuera de ellas lo que no era físico, es decir el 85-90% de lo punible. Si ahora mismo un grupo de mujeres justas hiciera un código penal nuevo en el que se incluyeran TODOS los delitos que ellas tan bien conocen (la caza de un animal en celo es un delito grave y el varón está y lo mantienen en permanente celo) las acciones delictivas punibles se multiplicarían por 10.
Acabo con una observación. En un libro carcelario leo que a los maltratadores que ingresan en prisión les ponen otro delito para evitar que los demás presos les agredan y acaben con ellos. Ahora surge la pregunta: ¿Sucede lo mismo en las cárceles de mujeres? ¿Ingresar como agresoras pone en peligro sus vidas o las vitorean y admiran por su crimen?
Me viene otro recuerdo de una abogada hembrista que dijo más o menos que en su despacho de abogados (del que era dueña) nunca se había defendido a un hombre ni lo haría nunca.
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