La torre y el reloj del Arsenal de la Marina de Cartagena
Y a la vez regaló uno más modesto a toda la tripulación.
Y de ese regalo viene la tradición de los marinos vestidos de blanco todas las Noche Viejas, para agradecérselo.
Aunque con el tiempo y sin saber porque se perdió entre la niebla de los tiempos
Inaugurado en 1866 con motivo del cumpleaños de la reina, la Villa
de Madrid decidió honrar esas mismas navidades a Losada aprove-
chando que las campanadas de su nuevo carrillón iban a sonar por
primera vez en la Puerta del Sol el último día del año, ocasión que
aprovecharon los combatientes licenciados de la Numancia venidos
de toda España para reunirse con el relojero al objeto de agradecerle
el regalo recibido.
En el Museo Naval de Madrid se exhibe una de estas sabonetas, en
este caso con las tapas en piedra verde sanguínea y un escudo naval
con la corona rematada en rubíes, regalo de Losada al Almirante
Méndez Núñez a su regreso de la batalla naval de El Callao, obsequio
que, en una versión más modesta, el relojero leonés tuvo a bien exten-
der a todos los miembros de la distinguida dotación de la fragata Numancia.
La idea cuajó y se extendió, de manera que cada fin de año la plaza
era punto de reunión de marinos licenciados, tanto de la metrópoli
como de las colonias, que de esa forma volvían a lucir sus uniformes
en dicha fecha dando lugar a una tradición que se mantuvo hasta no
hace muchos años.
José Rodríguez de Losada Conejero:
Murió en 1870,
pero su obra
ya es una pieza fundamental
en el paso del tiempo.
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José Rodríguez de Losada Conejero:
Murió en 1870,
pero su obra
ya es una pieza fundamental
en el paso del tiempo.
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