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El escándalo que se ha montado alrededor de los métodos y modos de la entrenadora de natación sincronizada Anna Tarrés debería llamar a una reflexión algo más profunda de lo que, al menos por el momento, se está leyendo en los medios. Una reflexión sobre los métodos y exigencias de la alta competición, sobre los esfuerzos necesarios para conseguir una de esas medallas olímpicas que parecen vitales para la preservación del orgullo patrio y, en suma, sobre las vidas que se sacrifican para que podamos disfrutar de unos minutos de retransmisión deportiva, podio e himno nacional.
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Comentarios
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Miguel Angel Almela Martínez · Vaciamadrid, Madrid, Spain
Totalmente de acuerdo contigo, Carmelo. El deporte de alta competición es muy duro y los menores no deberían competir (ojo a los futbolístas de 16 ó 17 años que también los hay) hasta alcanzar cierta edad. Y luego, como siempre, está la categoría moral de cada individuo al poner esas exigencias: igual que hay jefes que ante una necesidad de exigencia tienen formas de auténticos hijos de Satanás, los hay que exigen con respeto. Vamos, lo de siempre...
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