martes, 3 de mayo de 2016

NO ES DE LOSADA - EL RELOJ DE LA TORRE DE LA CATEDRAL DE ORIZABA CUMPLE 152 AÑOS

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Orizaba
Reloj de catedral cumple 150 años
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El Sol de Orizaba
11 de abril de 2014


Mayra Figueiras Hernández y Emilio González Gómez

Orizaba, Veracruz.- Gregorio Carlos Herrero Velasco, quien heredó el oficio de relojería de su padre, afirma que el reloj monumental de la catedral de San Miguel Arcángel volverá a dar la hora, luego de haberlo reparado.
Es una joya histórica en su tipo, y cumple este 2014, 150 años de antigüedad.
Lamentó que los relojes de al menos cuatro iglesias del valle de Orizaba estén fuera de servicio. 

AUTOR

"Es triste que las manecillas de los relojes se hayan detenido y ya no den la hora", dice tras agregar que este fin de semana estará funcionando el reloj del templo,
único en el país,
elaborado en París,
Francia por Antonio Borrel
en 1864,
relojero de Napoleón III.

A los 48 metros de altura se encuentra el reloj monumental. La catedral es de columnas pareadas de fuste liso y capitel corintio, con decoraciones fito morfas, interior basilical, pilastras de capitel dórico, retablos neoclásicos y decoración pictográfica en forma de casetones en la cúpula y los arcos. Se erige en el centro de la ciudad este edificio que fue establecido por los religiosos franciscanos y del que se cree que existieron tres templos de distintas épocas.

Su nombre ha cambiado tres veces, el original fue San Miguel Ixhuatlán,
después lo llamaron San Miguel Ahuilizapan y
actualmente la conocemos como Catedral de San Miguel Arcángel, príncipe de las milicias celestiales y patrono de la ciudad.


Su construcción se inició a finales del siglo XVII y se concluyó en 1720. Su torre fue destruida en dos ocasiones, una durante el terremoto de 1864 y la segunda en el de 1865. Ahí colocaron el reloj que desde hace 150 años da la hora al pueblo de Orizaba.

El edificio consta de tres naves, su arquitectura es de orden corintio y los arcos de la bóveda están sostenidos por catorce columnas, sin contar las dos que forman el presbiterio el cual da un aspecto pesado por el grueso desproporcionado según la época en que fue elevada, tiene 10 columnas el altar mayor y pertenecen al orden jónico. Tiene a sus lados dos capillas, del lado izquierdo la de la señora del rosario y del lado derecho la del sagrario o el santísimo.

En la fachada principal son de admirarse las grandes y bien talladas piedras de granito que forman el arco peraltado de la puerta principal, lo mismo con su dintel y columnas del frontispicio (todas de una sola pieza), las puertas laterales están formadas por arcos de medio punto, al costado derecho se levanta la torre que actualmente tiene dos cuerpos, en el primero se encuentran 5 campanas y en el segundo cuerpo que se encuentra cerrado se haya el gran reloj público que fue traído de parís y consta de cuatro carátulas, tres son de lava volcánica esmaltadas en blanco con la numeración en color negro y la cuarta carátula es de cristal para que se mantenga iluminado durante la noche. En la base de la torre se encuentran varias placas de distintas épocas. En el interior tiene 62.5 metros de altura y 24.07 metros De ancho; exteriormente de frente mide 15.35 metros y los laterales miden 10, infraestructura que soporta más de ocho toneladas de acero y aleaciones que dan vida al reloj de la catedral de San Miguel Arcángel.

Los relojes de la iglesias de la zona centro de Veracruz son joyas históricas y parte de la tradición de los pueblos. Existe uno en Fortín con 110 años de antigüedad, fabricado donde se maquiló el Big Ben, en Londres, Inglaterra.

Afirma que los relojes de las iglesias son piezas que ya no se construyen, por lo cual hoy son verdaderas reliquias. También precisa que estos relojes son muy difíciles de reparar, ya que sus piezas ya no se consiguen hay que hacerlas.

Manifiesta que uno de sus grandes deseos es reparar cuatro relojes monumentales que hace unos años no funcionan.

Asegura que ha reparado relojes de iglesias de Puebla. Pero el mayor peligro es la altura, donde se trabaja. En la catedral de Orizaba la torre tiene una altura de 48 metros. Al principio tenía miedo, pero con el tiempo se acostumbró.

Comenta que se encomienda a todos los santos para que lo protejan. Los jóvenes no quieren aprender el oficio de relojero. Aunque no se gana mucho, es un empleo para toda la vida. "Invito a los sacerdotes y a las autoridades de todos los municipios a que no dejen deteriorar los relojes de sus iglesias".

El reloj es un invento necesario para medir el tiempo. Dicen las crónicas que el primer cuadrante solar, fue inventado en el Siglo VI antes de Cristo por el griego Anaximandros de Mileto, aunque también sugieren que en realidad, fueron los chinos y los egipcios quienes ya se habían tomado "su tiempo" para hacerlo.

Lo que sí es seguro que lo que nosotros conocemos como "reloj de arena" , la clepsidra, recibió su nombre de sus creadores, los egipcios, en los tiempos de Ptolomeo (dicen que inventaron la clepsidra para "medirle el tiempo a sus interminables discursos")

Se cree que los grandes relojes de pesas y ruedas fueron inventados en Occidente por el monje benedictino Gerberto (Papa, con el nombre de Silvestre II, hacia finales del siglo X) aunque ya con alguna anterioridad se conocían en el Imperio bizantino.

Según otras fuentes, el primer reloj de que habla la historia construido sobre principios de mecánica es el de Richard Wasigford, abad de San Albano, en Inglaterra, que vivió hacia el 1326, pues al parecer la invención de Gerberto, después Silvestre II, no era más que un reloj de sol. 

El segundo es el que Santiago Dondis mandó construir en Padua hacia el 1344 y en el cual según refieren se veía el curso del sol y de los planetas. El tercero fue el que había en el Louvre de París, mandado traer de Alemania por el rey Carlos V de Francia. El antepasado directo de estos instrumentos podría ser el complejo mecanismo de Anticitera, datado entre el 150 y el 100 a. C.

En España, el primer reloj de torre fue el de la catedral de Barcelona llamado «seny de les hores», de 1393. El de Sevilla data de 1396.

Otros estudios datan en una localidad Segovia, Cuéllar, la primera instalación de reloj mecánico de torre que se instaló en España, en la iglesia de San Miguel, también datado a finales del siglo XIV.

El primero que imaginó construir relojes de bolsillo fue Pedro Bell de Núremberg; su figura les valió el nombre de "huevos de Núremberg". En 1647, Christiaan Huygens aplicó a los relojes de torre o de pared el péndulo, cuyo descubrimiento se debe a Galileo. Huygens dividió la hora en 60 minutos y éstos en 60 segundos. El mismo físico aplicó en 1665 el muelle de espiral a los relojes de bolsillo. 

En 1647, el ginebrino Gruet, residente en Londres, aplicó al reloj la cadenilla de acero que sirve para transmitir el movimiento del tambor al cono, sustituyendo a las cuerdas de vihuela empleadas hasta entonces. Dos años después se inventaron los relojes de repetición.

Los relojes, también han sido a lo largo de la historia, objetos con finalidad distinta de su función esencial; algunos, son joyas, otros, adornos, y otros, (muchos, en realidad) verdaderas obras de artesanía.

Allá por 1542 le regalaron a Della Rovere un reloj de campana encastrado en el puño de un bastón

Enrique VIII de Inglaterra usaba un reloj muy pequeño, al que se le daba cuerda cada 8 días. En 1755 Beaumarchais inventó para la Marquesa de Pompadour un reloj de bolsillo al que con la uña, se hacía girar un anillo montado sobre el cuadrante.

Un poquito más cercano a nuestro tiempo, esto de medir el tiempo lo inspiró a Jean Cartier, allá por 1933, a crear un reloj impermeable (aunque el "invento de los impermeables" ya lo había logrado Rolex, en 1926) La diferencia es simple: el relojito de Cartier estaba destinado al Rajá de Marruecos, con 18 kilates, corona de zafiro y sumergible hasta los 100 metros. Para los astronautas, fue Omega quien diseñó el "moon wacht" y tiene algunos detalles "extras": mide el ritmo cardíaco y calcula la velocidad de un vehículo, entre algunas virtudes. Y si hablamos de relojes, no podemos omitir hablar de quienes son los responsables de su funcionamiento: los relojeros.

¿Qué es ser relojero?

Se denomina relojero al técnico profesional que se ocupa de la fabricación y reparación de relojes.

Antiguamente, también se podía considerar relojeros a los profesionales que los vendían, pero en la actualidad y debido a la gran cantidad de modalidades y modelos de relojes que existen éstos se venden en muchos establecimientos comerciales sin que sea necesario un conocimiento muy específico de los relojes por parte de los vendedores de los mismos.

Un poco de historia y oficio

Al principio de existir esta profesión, el futuro relojero adquiría sus primeros conocimientos como aprendiz en el taller de un relojero reconocido, o bien acudía a una escuela de artes y oficios. El relojero graduado se mostraba muy celoso de sus conocimientos, trabajaba solo y consideraba cualquier visita a su taller una intromisión. El oficio de relojero data del siglo XV cuando se empezaron a construir las primeras máquinas para medir el tiempo. Los relojes fueron de vital importancia para el desarrollo de la navegación marítima por los océanos. Quienes ejercían esta profesión cuidaban que los relojes mecánicos cumplieran su cometido: dar constancia del paso del tiempo. Era una difícil tarea, pues los relojes mecánicos más sencillos tienen aproximadamente 60 piezas, mientras que los de gran complicación, es decir, los que además de la hora y el calendario en una misma carátula nos informan acerca de las fases de la luna, el calendario perpetuo, la repetición de minutos, la reserva de marcha, etcétera, podían llegar a tener hasta 1.250 piezas. Toda una vida de estudio y dedicación no es suficiente para conocer los secretos de tan noble oficio.

Hoy en día el relojero debe tener conocimientos de micro mecánica de precisión y de electrónica, ya que la inmensa mayoría de los relojes que se fabrican son de cuarzo. Y hoy, además de todo lo manifestado, es "su día". Para ellos, el paso del tiempo es un trabajo, concienzudo, paciente, de pequeñísimos detalles y elementos.

Quizás, en realidad, los relojeros tengan la verdad sobre la existencia del tiempo.

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