Hubo más, el Vaticano intentó la excomunión de Franco siendo monseñor Añoveros la punta de lanza de tal iniciativa.
Ciertamente la Iglesia también traicionó a Franco
- el jefe del Estado español que más hizo por la fe católica
después de Isabel de Castilla -
que, como dijo su médico personal, murió con tres penas,
la susosdicha traición,
el asesinato de su mejor amigo el almirante Carrero Blanco
y el mal comportamiento de algunos familiares.
Pero como afirma el refrán "la penitencia va en el pecado"
y esta traición pesa como una losa
sobre la Iglesia española,
que no levanta cabeza desde entonces.
El Vaticano se injirió agresivamente
- algo que nó había hecho
desde la revolución francesa,
ni volvería a hacer después -
en la soberanía de un Estado,
que para más inri
siempre había defendido
sin ambages la fé católica,
y aún lo está purgando
entre los fieles expañoles
que saben de que pié cojeaba
Pablo VI.
Ciertamente la Iglesia también traicionó a Franco
- el jefe del Estado español que más hizo por la fe católica
después de Isabel de Castilla -
que, como dijo su médico personal, murió con tres penas,
la susosdicha traición,
el asesinato de su mejor amigo el almirante Carrero Blanco
y el mal comportamiento de algunos familiares.
Pero como afirma el refrán "la penitencia va en el pecado"
y esta traición pesa como una losa
sobre la Iglesia española,
que no levanta cabeza desde entonces.
El Vaticano se injirió agresivamente
- algo que nó había hecho
desde la revolución francesa,
ni volvería a hacer después -
en la soberanía de un Estado,
que para más inri
siempre había defendido
sin ambages la fé católica,
y aún lo está purgando
entre los fieles expañoles
que saben de que pié cojeaba
Pablo VI.
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