Corrupción en Cataluña:
Millet pilló otros 700.000
euros y va por la 22ª
Edición. ¿Musical?
¿Como es del Palau de la música?
EN EL CASO BANCA CATALANA, PILLARON MUCHO MÁS
Y ALLÍ ESTABA PUJOL
¿CUANTO PILLÓ ÉL HONORABLE?

Corrupción en Cataluña: Millet acusado de otro fraude de 700.000 euros

Cuando el ex presidente del Palau de la Música de Barcelona, Fèlix Millet, parecía olvidado de la justicia, su nombre vuelve a ponerse de actualidad debido a una querella presentada por la Fiscalía por delito contra la Hacienda Pública y delito continuado de falsificación de documentos mercantiles. La querella va dirigida, además, contra su compañero de latrocinio, Jordi Montull, ex director administrativo del Palau; contra Gemma Montull, hija del anterior y directora financiera de la institución musical; y contra el asesor fiscal Edmundo Quintana. Paradójicamente, la Fundación del Palau de la Música es responsable civil subsidiaria del nuevo delito, que se eleva a casi 700.000 euros, según el fiscal.

El delito se fraguó a lo largo de esta década. Millet y Montull encargaron a una serie de empresas proveedoras del Palau de la Música que hiciesen obras en sus domicilios particulares por valor de varios millones de euros. Para ello,pidieron a las que falsificasen las facturas como si los trabajos hubiesen sido realizados para la Fundación del Palau. Además, los directivos de la institución ordenaron a la gestoría encargada de la confección de las respectivas declaraciones que dedujera el IVA contenido en esas facturas y que sólo en el ejercicio del 2007 se elevó a 128.155,26 euros.

Por si fuera poco, hasta finales del año 2005, la ley no permitía al destinatario de subvenciones (como era el caso de la Fundación) deducir la totalidad del IVA soportado, sino que se establecían “unas limitaciones prorrateadas en relación con el importe de la subvención”. Hasta ese año, la institución tenía en el fisco un saldo a su favor de más de 2,1 millones de euros y Hacienda le había devuelto casi 1,4 millones de euros. Los dos años posteriores, la Fundación compensó cuotas por valor de más de 1,3 millones de euros, “que era ostensiblemente superior a la que procedería”.

El escrito relata que “en la autoliquidación correspondiente al cuarto trimestre del 2007, la Fundación duplicó la ‘compensación’ de la cuota de -312.784,48 euros, que ya computó en el año 2004 como cuotas a compensar y que también ‘arrastró’ al año 2005, siendo que en la autoliquidación correspondiente a 2005 (autoliquidación presentada en el 2006), la Fundación se compensó esta cuota y solicitó la devolución de 928.389,51 euros, que efectivamente cobró”. En esa declaración, sólo hubiese podido compensar algo más de 511.000 euros, correspondientes a los períodos anteriores al 1 de enero del 2006.

En el 2007, además, la Fundación compensó más de medio millón de euros que ya había compensado los dos años anteriores y dedujo otras cuotas irregularmente, hasta defraudar de nuevo un total de 684.938,09 euros.

El Fiscal acusa ahora a Millet de ser el cerebro de esta operación de defraudación, mientas que Jordi Montull era el que disponía de las cuentas bancarias y hacía que las facturas se girasen contra el Palau. Gemma Montull, por su parte, era la que trataba con el asesor fiscal y la que ordenaba los pagos. Edmundo Quintana era este asesor, que prestaba sus servicios en el despacho de Raimon Bergós, que además de asesorar a la Fundación y llevar las cuentas era el secretario de la Fundación del Palau.

Paradójicamente, el nombre de Bergós ya había aparecido con anterioridad en las diligencias que se siguen en un juzgado de Barcelona por el expolio del Palau. Este abogado, por ejemplo, intentó en un primer momento salvar el pellejo de Millet y Montull, aunque luego desapareció discretamente por el foro. Según consta en el sumario, Bergós fue quien firmó un certificado a Fèlix Millet y a Jordi Montull para justificar los bonus por más de un millón de euros que solo durante el año 2008 se habían embolsado ilícitamentecomo directivos del Palau de la Música. Para ello, apeló al artículo 35 de los estatutos de la Fundación. Pero tuvo un terrible fallo: el artículo 35 versa sobre la disolución de la Fundación y no sobre los poderes de su presidente, por lo que su justificación no se sostenía.

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