lunes, 11 de octubre de 2010

RAJOY Y EL ASESINATO DE ISAÍAS

SI YO FUERA RAJOY

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Hay un momento muy importante de esta campaña electoral, que como tantos otros quedó sin matizar y se perdió entre la maraña de mentiras y cosas sin substancia.

Fueron unos segundos que todo el mundo vio.

Nadie tuvo los redaños suficientes para tratar de aclarar lo que en esos pocos segundos pasó por delante de los ojos de millones y millones de tele-espectadores.

Y cuando digo aclarar, me estoy refiriendo a algún especialista que supiera leer en los ojos del actor principal de estos pocos segundos televisivos, lo que pasaba por su mente, dado que el momento era de un dramatismo mucho más alto que el que propugnaba en su "aparte" con Iñaki, en la cuatro, que tantos ríos de tinta ha hecho correr y que tan buenos resultados parece que le dieron a Zapatero, juzgando la forma con que se lo comunicó y la forma con que los utilizó en la campaña electoral.

Quizás puedan pensar algunos que el momento no era el adecuado para destriparlo y sacar unas conclusiones que pudieran parecer obscenas, pero se han propiciado tantas obscenidades entre las dos últimas campañas electorales que no creo que esta pudiera considerarse ni mayor ni menor que otras, por ejemplo la del suicida afeitado con varias capas de calzoncillos que Zapatero filtró a los medios y que el ínclito Iñaki editó sin pudor en su ser.

Pero no nos distraigamos y vayamos al meollo de la cuestión:

Estamos viendo en la televisión el final del mitin de Zapatero en Málaga.

Se dirige al público para contactar con ellos con la mano y con la sonrisa.

Una persona sube al estrado y lentamente se acerca a él.

Es Chavez.

Casi en contacto personal, acerca su boca a la oreja de Zapatero y le comunica en un susurro que en Mondragón acababan de asesinar a Isaías.

La cámara avanza hacia los ojos de Zapatero y obtiene unos primeros planos espeluznantes de esos ojos que tan bien utiliza para embelecar pero que ahora no embelecarían.

Nunca esos ojos habrán dicho una verdad tan esclarecedora al estar fuera de los focos y de la atención del público que tanto encorseta a los políticos.

¿Decían algo aquellos ojos que no se pueda saber?

¿Y si no se puede saber, ¿por qué no se sabe?

Total, sólo podían decir DOS cosas
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