sábado, 1 de mayo de 2010

DOS POLICIAS BUENOS, UN JUEZ INFAME, DEL OLMO, Y LUIS DEL PINO

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Luis Del Pino desenmascara una vez más, al infame juez Del Olmo.

(1/1)

simple22:
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En agosto de 2006, en plena polémica por el tema de los explosivos utilizados en el atentado del 11-M, se producía en Leganés un extraño suceso: un gitano se presentó en comisaría con un paquete, diciendo que alguien se lo había dado como si fuera droga, para que hiciera de correo, pero que, al abrirlo, había visto que se trataba de dinamita Goma2-ECO. Así que había decidido ir a denunciar el asunto.
A partir de ese inicio de historia tan rocambolesco, en las semanas siguientes se desató un culebrón judicial en el que salió a la luz una presunta mafia policial que se dedicaba a cuestiones tales como el tráfico de explosivos y de droga o la simulación de delitos por encargo, para clientes deseosos de vengarse de tal o cual persona.

Y aquel caso tan extraño y tan embrollado le tocó en suerte al juez Del Olmo, que no desperdició la ocasión de protagonizar uno de los mayores escándalos de la instrucción del sumario del 11-M. Porque aquellas investigaciones sobre una presunta mafia policial terminaron derivando en una investigación contra dos policías - Celestino Rivera y Antonio Parrilla - que no tenían relación ninguna con esa mafia. El juez Del Olmo acusó a esos dos policías de pasarle información al periódico El Mundo, les impuso una fianza desorbitada y les hizo pasar casi un mes en la cárcel, cuando el delito del que les acusaba (revelación de secretos) no lleva aparejada más que una pena de multa.

Por supuesto, aquella inexplicable actuación del juez Del Olmo estuvo apoyada por la consabida campaña mediática, que utilizó - ¡cómo no! - al periódico El País para el trabajo sucio. Así, en diciembre de 2006, el periódico El País justificaba - en un editorial titulado "La estrategia del ruido" - que el juez Del Olmo hubiera enviado a la cárcel a los policías Parrilla y Rivera, sugiriendo que éstos estaban implicados en esa presunta mafia policial de tráfico de droga y explosivos y achacándoles, además, una connivencia con el periódico para El Mundo para inventar noticias que vincularan a ETA con el 11-M. O sea, que para el periódico El País los policías Rivera y Parrilla eran unos canallas conspiranoicos que merecían dar con sus huesos en la cárcel.

Al final, los dos policías injustamente encarcelados pudieron salir de prisión porque hubo un sindicato policial, la CEP, que se encargó de su defensa y porque el periódico El Mundo organizó una colecta y se pudo cubrir la fianza.

Dos años y medio después, en mayo de 2009, la Audiencia Provincial de Madrid dictaba una demoledora sentencia en el caso de las investigaciones contra estos dos policías. En concreto, el fallo de la Audiencia dejaba como un trapo al juez Del Olmo, a la Unidad de Asuntos Internos de la Policía y al Ministerio de Interior. Señalaba esa sentencia que al policía Antonio Parrilla se le arrestó sin fundamento alguno, basándose en "presunciones" y "conjeturas"; señalaba también que la Unidad de Asuntos Internos "silenció" y "omitió" datos para conseguir arrestar a los policías Parrilla y Rivera y envió informes "que no respondían a la realidad"; señalaba, en fin, que el juez Del Olmo impuso a esos dos policías fianzas "desproporcionadas" y los mantuvo 24 días en la cárcel por un delito que no sólo no era tal, sino que en caso de haberlo sido tan sólo llevaba aparejada una pena de multa...

La Audiencia Provincial de Madrid dejaba al descubierto, con su sentencia, el infame montaje urdido para encarcelar a dos policías que no tenían ninguna relación con ninguna mafia policial y que tan sólo cometieron el pecado de hablar con Fernando Lázaro, un periodista del periódico El Mundo.

Hoy conocemos, precisamente a través de una noticia publicada por Fernando Lázaro, que los agentes Parrilla y Rivera han presentado ante el Tribunal Supremo una querella por prevaricación contra el juez Del Olmo, y que el Tribunal Supremo ha acordado remitir dicha querella a Murcia, que es donde Del Olmo ejerce ahora de juez.

Es tan palmaria la injusticia que en su día cometió Del Olmo en este caso, imponiendo a esos dos policías fianzas superiores a las que se les imponen a personas acusadas de colaborar con ETA; es tan evidente que se extralimitó en sus funciones, investigando un delito para el que no era competente, que la querella tendrá, muy posiblemente un largo recorrido. Y el juez Del Olmo, que pasará a la Historia como aquél que consiguió embarullar la investigación judicial del 11-M, tendrá que explicar ahora por qué se dedicó a perseguir sañudamente y sin motivo a dos policías por hablar con el periódico El Mundo, en lugar de dedicar su tiempo a cumplir con su obligación de decirnos a los españoles quiénes asesinaron a 193 personas a tres días de unas elecciones generales.

Unas elecciones generales que supusieron, por cierto, el inicio del proceso de descomposición institucional que ahora padecemos.


Así que por este caso, sí debe ser juzgado Del Olmo...

simple22:
Así respaldaba El País, este abuso de poder de Del Olmo:

EDITORIAL
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La estrategia del ruido
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Nada hay en la decisión del juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, de enviar a la cárcel a seis implicados (tres de ellos agentes de policía) en un intrincado montaje de tráfico de drogas y explosivos, que no se ajuste a las conclusiones que cabe obtener del auto, conocido el martes, y a los delitos que se imputan a los encarcelados.

En síntesis, la trama, montada inicialmente por el policía José Luis González Clares y el supuesto narcotraficante Manuel Romero, implicó en principio un delito de tráfico de drogas -para acusar falsamente a una ciudadana rusa y arrebatarle la custodia de sus dos hijos, en beneficio de un abogado, su suegro y otro de los detenidos- y después la falsificación de una confidencia de tráfico de explosivos a la policía con los que se pretendía influir para que el padre de Romero, encarcelado en Galicia, fuese trasladado a Madrid. Como remate de esta cadena de simulaciones, dos agentes, Celestino Rivera -que intentó suicidarse el martes- y Jesús Parrilla, según está acreditado en el sumario, colocaron la información sobre la investigación del tráfico de explosivos al diario El Mundo, que acabó vinculándola a la delirante conspiración que pretende conectar la masacre del 11-M con ETA.

La sarta de embustes y presuntos delitos cometidos por los policías y su confidente merecerían una atención limitada, la que corresponde a un desgraciado caso de corrupción policial, de no mediar la circunstancia de que los delincuentes intentaron disfrazar sus fechorías, y al mismo tiempo rentabilizarlas, recurriendo al fantasma de esa conspiración sobre la autoría del múltiple atentado del 11-M que viene defendiendo un sector del Partido Popular sobre la base de las exclusivas que administran El Mundo y sus alrededores. Aunque las conclusiones judiciales conocidas, adoptadas después de investigaciones amplias y contrastadas, rechazan cualquier conexión de ETA con la masacre, y aunque las supuestas investigaciones periodísticas han incurrido en ridículos tan estrepitosos como el de la mochila cambiada o atribuir un vehículo a ETA porque aparecía una cinta de la orquesta Mondragón, los partidarios de la fantasmal conspiración insisten en exigir que jueces y policías no cejen en la búsqueda de pruebas que confirmen sus disparatadas hipótesis.

Era de esperar que esa conducta tuviera consecuencias para la justicia. Una de ellas es que los delincuentes acudan ahora a protegerse en el burladero de la conspiración, en el que todo es posible, hasta lo más estrambótico, para borrar los rastros de sus desmanes. "La vamos a liar" y "mañana vamos a hacer mucho ruido" se jactaba el redactor del diario ante el complaciente policía que le había filtrado la noticia. Tanto lío y tanto ruido buscan sin embargo un siniestro e inadmisible objetivo: desprestigiar el sumario contra los autores probados de la masacre del 11-M.

Que quede constancia.

simple22:
¡Del Olmo impuso como medida cautelar una fianza superior a la pena que pidió la acusación y que finalmente no fue impuesta, porque fueron absueltos!

Este atropello, es el que apoya el panfleto de El País.

Por cierto: nunca vi a nadie manifestarse contra el juez Del Olmo por este abuso de poder...

simple22:
Del Olmo y el 11-M.

Por las rejas, enviados por este juez, pasaron 116 personas.

Sólo 29 fueron procesados y sólo tres, condenados por el atentado en sí.

Luego: ¡habrá que pedirle responsabilidades también por los 113 que mandó a prisión sin justificación alguna! ¿No?

fcalero15:
ay que lío con el Pino y el Olmo...
España necesita una ley ya que prohíba que haya dos jueces con nombre de árbol que sino se lía uno...y pa colmo de males se pelean entre ellos...

Supongo que la secretaria de los jueces se llamará Margarita pa tener el jardín botánico al completo.

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