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Cortoletraje
Introito
http://www.elsemanaldigital.com/blog.asp?idarticulo=101637&mes=&ano=
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Cuando hace veinte años El País se dedicaba a intoxicar a la opinión pública publicando cifras ridículas de asistentes a cualquier gran manifestación heterodoxa, estaba haciendo lo mismo que hace hoy todo un complejo mediático que excede con mucho a El País. Hoy este complejo político-mediático ha echado mano de algo muy arraigado en la conciencia del hombre moderno: la superstición de la ciencia. Decía Lenin –no recuerdo cómo era exactamente la frase- que la gente religiosa era la más fácil de engañar porque bastaba con enseñarles cualquier sofisma, adornado con oropeles religiosos, para que lo creyeran ciegamente. En un mundo moderno en el que la ciencia hace las veces de religión la cosa no podía ser de otro modo.
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Cuando hace veinte años El País se dedicaba a intoxicar a la opinión pública publicando cifras ridículas de asistentes a cualquier gran manifestación heterodoxa, estaba haciendo lo mismo que hace hoy todo un complejo mediático que excede con mucho a El País. Hoy este complejo político-mediático ha echado mano de algo muy arraigado en la conciencia del hombre moderno: la superstición de la ciencia. Decía Lenin –no recuerdo cómo era exactamente la frase- que la gente religiosa era la más fácil de engañar porque bastaba con enseñarles cualquier sofisma, adornado con oropeles religiosos, para que lo creyeran ciegamente. En un mundo moderno en el que la ciencia hace las veces de religión la cosa no podía ser de otro modo.
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