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http://www.fundacionburke.org/2009/03/23/los-28-fracasos-de-los-gobiernos-zapatero/
Los 28 fracasos de los gobiernos Zapatero
Después de casi una legislatura y media procede un balance de lo que está significando el Gobierno de Zapatero para España. En un apretado resumen estas son sus principales características:
- Política anticrisis económica. El resultado es uno de los peores que se han dado entre los países de la OCDE, por no decir el peor. Se ha pasado en el 2007 de un superávit de más de un punto a un déficit en el 2008 del 3,8%. Durante este año se ha gastado la intemerata, de manera que España es el país que más recursos públicos ha invertido, claramente por encima del segundo, Arabia Saudita, a distancia de EEUU y muy lejos del resto de los países europeos. La mitad de este gasto extraordinario, presentado como medidas anticrisis, corresponde en realidad a promesas electorales de Zapatero. El resultado ha sido un millón de parados más, una cifra que dobla la media europea, a pesar de haber casi devorado todo el margen de maniobra. Peor imposible.
- Ningún cambio estructural. A lo largo de estos años el Gobierno ha evitado o ha sido incapaz de llevar a cabo ninguno de los grandes cambios que la economía española necesita para hacer frente a sus problemas crónicos en productividad, competitividad y, como consecuencia de ello, en la balanza exterior
- La estrangulación del crédito a las empresas. Zapatero se ha preocupado de la banca y las cajas de ahorros y es lógico que así sea, pero no al precio de que empresas solventes se vean en dificultades o deban reducir personal por problemas de tesorería, o se pierdan oportunidades de negocio, simplemente por una cuestión de tesorería.
- El error en el sector del automóvil. Un problema central que explica por qué la trágica situación de paro en España es su debilidad industrial. En este ámbito, el subsector más importante es el del automóvil, que se encuentra en una situación crítica. El Gobierno y en concreto su ministro de Industria ha sido incapaz de plantear una respuesta acorde con las necesidades. Si parte de la industria automovilística cierra, la destrucción de tejido industrial en este país será tan grande que tardaremos muchos años en llegar a reconstruirla.
- Los campeones, españoles. Zapatero levantó la bandera de los campeones económicos. Algunos expertos enarcaron la ceja porque esto en los tiempos que corren sonaba a chovinismo. Otros aplaudieron porque no puede olvidarse que los países con centros de decisión empresariales siempre salen ganando. El resultado es que de las seis mayores empresas productoras de energía, tres están en manos de empresas de otros países: EON que controla Viesgo; ENEL que ha pasado a mandar absolutamente en Endesa; y la portuguesa EdP controlando HC Energía. Además, la fusión de Iberia y British Airways puede acabar teniendo su centro de decisión en Londres. Se habrá levantado el gran monumento de la T4 madrileña a la mayor gloria de Iberia para que acaben decidiendo su estrategia desde la capital británica.
- Absentismo laboral. Una plaga que castiga a la economía española debidamente olvidada por este Gobierno es el absentismo laboral. Las cifras medias son impresentables y todavía lo es más la diferencia entre comunidades autónomas, como sucede con Andalucía. Sin resolver esta papeleta difícilmente se podrá conseguir una mejora en la productividad, y subrayemos que estamos hablando de algo elemental. No se trata de ningún complicado programa de desarrollo tecnológico, simplemente se trata de que los trabajadores no engañen a la empresa.
Las cuatro leyes emblemáticas de Zapatero
- Violencia de Género. Fue la primera ley. Ha generado un gasto extraordinario en juzgados especiales y recursos policiales. El resultado es que la violencia crece, especialmente entre los más jóvenes, los feminicidios de pareja se mantienen como antes de la ley, y decenas de miles de hombres son encarcelados, en muchos casos por motivos perfectamente discutibles. La implantación de una pena distinta en función de si el sexo es el de hombre o mujer constituye un precedente nefasto en la concepción de lo que es la persona en el ordenamiento jurídico español.
- Matrimonio homosexual. El Gobierno razonó que era una demanda social. Primero habló de 200 mil matrimonios en los dos primeros años, después de 100 mil. El resultado desde que está en vigor es de unos pocos miles que se pueden contar con los dedos de una mano y aún sobran. Se ha desvirtuado totalmente la institución del matrimonio, han destruido el principio de que todo niño necesita un padre y una madre, y han roto la articulación con nuestro contexto cultural europeo y occidental para satisfacer los deseos de un pequeño pero poderoso lobby. Los gobiernos que actúan al dictado de los lobbys, sean quienes sean, son malos para el conjunto de la sociedad.
- Divorcio Express. Otro caso excepcional en el contexto occidental. En ningún otro país el contrato matrimonial carece de valor como en España. El resultado ha disparado las rupturas matrimoniales y vamos a situarnos a la cabeza de la Unión Europea, a pesar de que son públicos y notorios los costes personales, sociales y económicos del divorcio. Éste, unido a la concepción que genera el matrimonio homosexual, ha dejado reducida la institución más importante para vertebrar la sociedad civil a la más absoluta inanidad. La quiebra de la institución viene acentuada por el desarrollo de legislaciones que han equiparado prácticamente las ventajas del matrimonio con las parejas de hecho. El daño que esto ocasiona y, por acumulación en bola de nieve, que generará sobre el funcionamiento de la sociedad y su economía tendrá consecuencias gravísimas ya en la próxima década.
- Dependencia. Tenía que ser la gran revolución. El cuarto pilar del sistema del bienestar. Debía crearse el Sistema Nacional de Dependencia. Un fracaso. Todo ha quedado reducido a un sistema más de ayudas, como otras prestaciones de asistencia social. Se ha seguido la tradición del Gobierno de proclamar grandes derechos para incumplirlos, generando escepticismo y frustración. Pero el escándalo radica en que todo esto ya se sabía en el momento de aprobar a ley porque las cifras sobre el número de dependientes y los costes de los servicios estaban claramente subvaloradas en la memoria de acompañamiento. Los aumentos que posteriormente se han producido no corrigen ni de lejos la desviación inicial. Lo que les importa es el relato, no la verdad ni la realidad.
Pensiones, salarios y pobreza
- La insuficiencia de las pensiones. El Gobierno se vanagloria de lo mucho que han aumentado las pensiones. Hay que recordar dos graves omisiones: la primera es la trampa silenciosa que se viene produciendo estos últimos años con quienes tienen derecho a los niveles más altos de prestaciones. Su actualización a través del presupuesto, siempre inferior a la inflación, les está recortando sin que ellos lo sepan lo que cobrarán cuando se jubilen. Es decir, se está engañando en lo que creen que son unos derechos contraídos. La segunda es que todavía existe un gran número de pensiones que quien las percibe pasa automáticamente a formar parte del grupo de pobres en términos relativos. Es la pobreza estructural que afecta a un gran número de viudas y aquellos que perciben los niveles más bajos de prestaciones. Una legislatura es demasiado tiempo para no haber resuelto este hecho que era uno de los compromisos más reiterados de Zapatero. Es inaceptable que el propio Estado genere pobres.
- La incapacidad para afrontar la cercana quiebra del sistema público de pensiones. Hace años que España debía haber afrontado la reforma del Sistema de Pensiones, como ya ha hecho el resto de Europa pero con más motivo porque nuestra situación demográfica es peor. Todos los gobiernos que ha habido en la última década son responsables de ello, pero es evidente que quien ha gobernado estos últimos seis años posee una culpa abrumadora, porque la visión de la amenaza era ya inapelable. Este desastre va a obligar a medidas que generarán problemas de subsistencia a una gran parte de la población española, especialmente aquella que ahora tiene menos de 45 años
- Los salarios pierden con Zapatero. España es el único país de la OCDE donde el salario medio, una vez descontada la inflación, prácticamente no ha crecido en el transcurso de los últimos años. Esto se traduce en la formación de la renta nacional donde la partida correspondiente a los beneficios ha crecido mucho más que la de los salarios, y ha pasado a ser mayoritaria. Es otra singularidad más, y van muchas, de la situación española. Para decirlo en términos bien claros: el gran crecimiento económico ha favorecido tanto más cuan más poderosa económicamente era la persona. Los beneficios de este desarrollo se han redistribuido mal y se ha enviado un mensaje engañoso que ha hecho confundir a mucha gente un mayor endeudamiento con aumento de su riqueza.
- Demasiados pobres para tanto crecimiento económico. Coherente con todo el escenario dibujado hay que consignar que la pobreza relativa en España afecta al 19% de la población. Una cifra muy alta sobre todo si se toma en cuenta la renta media del país, y más próxima a la de un modelo anglosajón que al estado del bienestar europeo. Es una constatación más de que la bonanza económica no ha servido para redistribuir mejor la renta, sino que ha empeorado la situación, aumentando ligeramente el número de pobres durante el mandato de Zapatero.
Las autonomías
15. El melón abierto de las autonomías. Zapatero abrió en la primera legislatura el melón de las autonomías; sigue abierto y tan maduro que corre el riesgo de pudrirse. Debe hacer frente a su compromiso de una mejor financiación. “Todos ganarán” -dijo cuando la situación de las arcas del Estado no admiten alegrías. Tiene además un grave conflicto con el Estatuto de Autonomía de Cataluña que él mismo apoyó y estimuló en un inicio.
16. Los desequilibrios regionales. No todo el gasto público puede calificarse como una acción de solidaridad. Ésta solamente tiene sentido si se dirige a la reducción de las diferencias sociales en sus niveles más bajos; pero, a la luz de los datos disponibles, no está nada claro que este proceso se haya producido en las comunidades más beneficiadas por las transferencias del Estado. Lo que sí es visible es un desarrollo extraordinario de la función pública. No resulta justificable que en Extremadura exista casi un funcionario por cada tres asalariados, mientras que en Cataluña no llegue a uno de cada diez.
Los cinco grandes temas irresueltos
17. Vivienda. Durante muchos años ha sido un problema porque un gran número de personas no podían acceder a este bien básico, ya que lo habían convertido en un producto de lujo. Y ahora que el mercado está hecho unos zorros y no se vende ni un piso, el Gobierno es incapaz de diseñar una política que permita un fácil acceso a la vivienda a los centenares de miles de personas que la necesitan. Crear nuevos hogares es también una forma de reactivar la economía.
18. Fracaso escolar. Es público y notorio, España tiene un fracaso escolar que dobla a la media europea y, lo que es peor, ha empeorado en el transcurso de estos últimos años. La LOGSE fue un fracaso y la actual LOE no lo está arreglando. Esta factura la pagará el país a medio plazo.
19. El problema de la universidad española. La universidad necesita más recursos, cierto, pero al mismo tiempo necesita una profunda transformación que le permita aplicar mejor los que ya dispone, y ponga fin a una situación excesivamente endogámica. Tiene su punto de lógica que una determinada comunidad humana juegue al apoyo mutuo, pero en el caso de nuestra universidad esto hace demasiados años que se ha salido de madre. Al mismo tiempo sufre la recepción de unos estudiantes que en buena medida llegan poco preparados, sobre todo, en espíritu de trabajo y capacidad de superación. Todo junto explica el por qué solamente hay una universidad española clasificada entre las 200 mejores del mundo. Para un país que se considera la octava potencia económica del mundo, es un mal balance.
20. Justicia. No es necesario añadir nada al balance conocido del colapso que sufre la Administración de Justicia. Su instrumentalización política, la conversión de los fiscales en un simple aparato al servicio del gobierno de turno, a unas normas de juego que permite que un juez pase de ser segundo de lista en una candidatura política y miembro del Gobierno a ser otra vez juez sin solución de continuidad. Todo esto ha debilitado de una forma insoportable uno de los tres puntales del Estado de derecho.
21. El problema de la energía. A pesar de que España tiene unos costes energéticos mucho más elevados que sus competidores y una dependencia del exterior también mucho mayor, seguimos con una gran indefinición de cómo ha de ser la futura estructura de aprovisionamiento. Sabemos que Zapatero no quiere energía nuclear, pero no está claro cómo vamos a cubrir nuestras necesidades a medio plazo; España necesita un plan de la energía que valore las nuevas circunstancias en las que vivimos, pero que tenga un planteamiento claro a medio y largo plazo, que surja de un amplio consenso para que otorgue seguridad a las actuaciones que se vayan a emprender.
¿El futuro es de los jóvenes?
22. Los grandes sacrificados de esta sociedad y en particular de la política de Zapatero, a pesar de ser quienes más le voten (también lo hicieron los catalanes con Carme Chacón a la cabeza y todavía siguen esperando el nuevo Estatuto de Autonomía), son los jóvenes. Ellos pagarán la factura aplazada de esta crisis en forma de endeudamiento del Estado, quiebra de la cohesión social y del sistema público de pensiones. Habrán estudiado en un sistema de enseñanza cuyos malos resultados saltan a la vista, y se habrán visto estimulados a prácticas y hábitos de riesgo que pasarán factura en la medida que transcurran los años.
23. Natalidad. Pero no solo ha tratado mal a los jóvenes, sino que cada vez son menos. La caída de la natalidad española es brutal; y el pequeño repunte registrado es debido exclusivamente a la inmigración. España vive sumergida en una cultura antinatalista y esto hace inviable el país a largo plazo, en torno a los años 50 del presente siglo. El margen para cambiar algo que se mueve tan despacio como la demografía es por tanto muy pequeño. A pesar de ello no existe ningún síntoma de que este Gobierno intente cambiar el estado de cosas.
24. El crecimiento del aborto. En ningún país de occidente, el aborto ha crecido como en España. Significa ya uno de cada cuatro nacimientos, y en la próxima década llegará a representar uno de cada tres. A pesar de ello, el gobierno va a hacer una ley todavía más permisiva, cuyo fin primordial va a ser facilitar el negocio de las clínicas abortistas y exculpar en todo lo posible al Dr. Morín y a toda su organización, procesada por el delito de practicar masivamente abortos ilegales. Mientras el aborto sea una bandera del gobierno, será imposible que el tener hijos sea valorado como un hecho deseable y positivo.
Un sistema cada vez menos democrático
25. La destrucción del equilibrio de poderes. España es un estado democrático parlamentario basado en la división y el equilibrio de poderes. En la práctica no es nada de esto. Ha evolucionado hacia un sistema presidencialista, sin serlo, donde quien accede a la presidencia del Gobierno se comporta de facto como el presidente del país, cuando en realidad y por ley es sólo el primer ministro que coordina y dirige el Gobierno, que a su vez como un todo es quien define la política interior y exterior. En realidad los ministros son secretarios del presidente. De él depende el poder legislativo a través de su mayoría parlamentaria, que por el sistema de listas cerradas y bloqueadas, es configurado en el despacho de presidencia. A través del Parlamento en gran medida forjado a medida del presidente controla a una parte del poder judicial, y a los fiscales. También es el presidente quien decide sobre los teóricos controles independientes, como el presidente del Banco de España, la Comisión de la Energía o la del mercado de valores. Presidencialismo espureo y partitocracia son los grandes males que dañan al constitucionalismo español. Zapatero, que en su día se declaró partidario del republicanismo de Petit, no ha tocado ni un solo pelo del monstruo que en el transcurso de los años se ha ido configurando la vida política española.
26. La corrupción. La política en nuestro país es una fuente de corrupción institucionalizada. Periódicamente emergen casos pero son sólo la parte visible del iceberg. Es todo el sistema político que lo genera. Para empezar, en nuestra jurisprudencia, hay que recordarlo, no existe el delito de financiación ilegal de los partidos políticos. Estos a su vez son una fuente de dinero negro. A pesar de las cuantiosas ayudas que reciben -algo que también sucede con los sindicatos- sus cuentas no son públicas. Los mecanismos que permiten acceder a las grandes obras y las concesiones son una fuente habitual de financiación. Esto no significa que sean otorgadas a las peores ofertas, sino sencillamente que todos los ofertantes están comprometidos con la entrega de un determinado porcentaje si ganan la obra o el servicio. Los bancos y cajas conceden créditos que con el paso de los años quedan olvidados, al menos por lo que se refiere al retorno del principal. Esto y más es una verdad conocida que solamente sobrevive por la hipocresía compartida. No es sólo una cuestión del Gobierno, pero éste por ser quien es tiene el deber de actuar, más cuando alardea de ética en este ámbito.
Inmigración y política exterior
27. El papel de España en la política exterior ha sido abiertamente insuficiente. La brecha abierta en las relaciones con los EEUU, ni tan solo ahora con el cambio de administración está bien cerrada. Pero, sobre todo, lo más grave es la carencia de peso en el seno de la Unión Europea. Las limitaciones de Zapatero en este terreno resultan espectacularmente visibles, y su capacidad para relacionarse con otros jefes de gobierno prácticamente nulas; como mucho cuenta con la protección escasa, por interesada, de Sarkozy, que siempre acaba teniendo una contrapartida. Nunca en las últimas décadas España había dependido tanto de Francia para su política europea.
28. La inmigración. Del discurso buenista hacia la inmigración se ha pasado a las razzias generalizadas para cubrir una determinada cuota semanal de expulsados. Hubiera sido mejor una actitud y discurso menos condescendiente, y una acogida y trato mucho más responsable y humano. Cuando se les necesitaba se les ha permitido entrar con escasas restricciones, y cuando ya no son necesarios se los trata sin ninguna consideración. Es algo moralmente penoso.
Todas estas referencias se podrían resumir en una, que desde nuestro punto de vista es la más grave: Zapatero ha sido la persona que mayor divisiones ha engendrado, mayores enfrentamientos, en el seno de la sociedad española, desde el franquismo. Ha resucitado viejos enfrentamientos que parecían enterrados para siempre y ha generado otros nuevos. Ahora, cuando las cosas van mal y pueden tardar en mejorar, cuando más necesaria es buscar la concertación y el consenso, Zapatero es incapaz de conseguirlo en razón de todo lo que ha sembrado. Crisis económica incluida, Rodríguez Zapatero se ha convertido en la piedra fundamental que obstaculiza todas las respuestas. No tardará demasiado en constatarse que ya ha empezado a ser el lastre que puede hacer naufragar la nave socialista.
Publicado en www.forumlibertas.com
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