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El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Rodríguez. Grupo Vasco. Señor Esteban.
El señor ESTEBAN BRAVO: Muchas gracias, señor presidente.
Este asunto de la memoria histórica es recurrente en esta casa, en el Congreso de los Diputados, a través de diferentes iniciativas provenientes de diferentes grupos. Lo único que puede significar esto es que cuanto antes debe arbitrarse algo, debe tomarse una decisión, debe adoptarse una resolución en el ámbito legislativo que dé cabida a todas las inquietudes y solicitudes que ha habido y que están en el ánimo de la mayoría de esta Cámara. Urgimos al Gobierno, a pesar de que ha rebasado con creces el límite temporal establecido por esta Cámara para el envío de un proyecto de ley sobre la materia, que lo haga cuanto antes porque creo que puede ser interesante, con independencia de que se aprueben o no las iniciativas que hoy se han presentado para su discusión, con el fin de conseguir un texto que tenga el mayor consenso posible. No hay que extrañarse de que este asunto sea recurrente porque no es normal que en un país que ha sufrido una dictadura y que ha pasado a ser un país democrático sigan manteniéndose en vigor las sentencias, tanto de los tribunales militares como de los tribunales de orden público y de otro tipo, en contra de los defensores de la libertad. No es normal que en las calles y en las plazas de muchos de los pueblos de este país sigan estando vigentes los símbolos de la dictadura, los símbolos franquistas. No es normal que muchos nombres de calles —no es algo aislado o localista, sino general en algunas zonas del Estado— sigan siendo nombres de golpistas, de gentes que derrocaron el régimen democrático establecido. No es normal que haya tantos enterramientos desconocidos, o conocidos por muy pocos porque se hicieron en la oscuridad, de fusilados en cunetas o en paredes de los cementerios. No es normal que en las iglesias del país siga existiendo una placa con los nombres de aquellos caídos por Dios y por España, como haciendo una distinción meridiana entre los buenos y los malos.
Es lógico también que sea una iniciativa recurrente porque tuvimos una transición en la que, como se señala en una de las iniciativas, no hubo comisiones de la verdad, no se destituyó a jueces, policías, etcétera, de su cargo, aun habiendo estado implicados de manera muy intensa en la represión. En definitiva, no hubo ruptura y eso quiere decir que hay una continuidad jurídica del Estado y, por tanto, que hoy en día sí se pueden pedir responsabilidades al Estado actual, que sí puede responder este de las tropelías causadas por el régimen anterior. Con eso no estamos diciendo que el Estado actual tenga nada que ver en su funcionamiento, en su ser, con el régimen franquista, lo que estamos diciendo es que no hubo una ruptura, sino una transición, un continuo jurídico, una herencia del régimen anterior y, por tanto, creemos que es perfectamente posible desde el punto de vista jurídico que esas responsabilidades en materia económica y de otro tipo sean asumidas por el Estado actual, porque, insisto, el Estado se reformó, no se refundó.
Nos puede gustar más o menos la redacción concreta de las propuestas realizadas por parte de los dos grupos políticos —Esquerra Republicana e Izquierda Unida—, desde luego en muchos puntos estamos de acuerdo, pero lo que queremos manifestar es que todos los puntos que se han presentado son lo suficientemente razonables como para ser sometidos a discusión. Además, merecen nuestro apoyo por el hecho de que pueden y deben ser considerados como un toque de atención al Gobierno y pueden servir para impulsar al propio Gobierno a presentar esa iniciativa tantas veces anunciada incluso por el presidente. Este tipo de iniciativas abiertas, en el sentido de que caben enmiendas y cabe llegar a compromisos, siempre contarán con nuestro apoyo. En concreto, hay algunos puntos que coinciden con reivindicaciones reiteradamente sostenidas por nuestro grupo, como es el caso, por ejemplo, del punto 6.1 de la proposición de Esquerra Republicana, en el que se señala que el Estado debe proceder a restituir a la Generalitat y al Gobierno vasco honores y bienes que les fueron incautados por el franquismo. Nos hemos cansado de repetir —lo digo solo a modo de ejemplo— una y otra vez el caso de la sede del Gobierno vasco en París, en la Avenida Mar-ceau, ocupada en plena Guerra Mundial, que pasó de las autoridades nazis al Gobierno franquista y que hoy en día sigue estando en manos del Estado, en concreto convertida en sede del Instituto Cervantes. Es una reivindicación en la que seguiremos insistiendo y agradecemos a Esquerra Republicana que en la redacción inicial del texto refleje este tipo de cuestiones. Igualmente ocurre en el artículo 13.1, en el que se afirma que serán restituidas a instituciones públicas, entidades privadas o particulares, fondos documentales requisados durante la guerra o la dictadura franquista y actualmente conservados en archivos u otras instituciones del Estado. Quiero señalarles que estamos especialmente dolidos por la —considero que es adecuada la palabra— desfachatez de la ministra de Cultura, que recientemente señaló que el Gobierno vasco no tiene derecho a la devolución de los papeles de Salamanca porque su constitución fue realizada después del alzamiento franquista. Si el Gobierno español considera que la legalidad republicana fue finiquitada por el mero hecho del alzamiento franquista, desde luego mal vamos. Ese no puede ser —espero— un punto de partida para buscar un consenso en la rehabilitación de la memoria franquista. La legalidad republicana se mantuvo durante bastantes años más y, desde luego, nadie puede negar que la constitución del Gobierno vasco fue realizada en el marco de esta legalidad republicana, legalidad legítima. No podemos —como hizo la ministra de Cultura— dar legitimidad al régimen político de un levantamiento militar; la legitimidad era de la República, y dentro de ese régimen legal fue creado el Gobierno vasco.
Nos alegramos también de que en el punto 18.1 se hable expresamente de la resistencia de las culturas catalana, gallega y vasca contra el franquismo. Porque lo que no se dice muy a menudo es que aquí hubo más de una guerra civil y que la guerra civil fue vivida de manera muy diferente en unos lugares y en otros de la geografía del Estado. Muchas veces se quiere decir que aquí se luchaba genéricamente por las libertades democráticas, y es cierto en un sentido extenso, pero les aseguro que en Euskadi —es el caso que más conozco— y en Cataluña no solo se luchaba por las libertades democráticas; en Euskadi también se luchaba por las libertades nacionales del pueblo vasco. Muchos dieron su vida en ese conflicto por las libertades nacionales del pueblo vasco. Los gudaris vascos, el Gobierno vasco, leal a la República, luchaban por la libertad nacional vasca y por Euskadi. Evidentemente, hay muchas cosas que reparar, muchas cosas que recordar, a muchas personas que honrar y dignificar. Privadamente se hace; lo intentamos hacer unos y otros en la medida de nuestras posibilidades. En el ámbito autonómico también se han hecho algunos intentos, e incluso es noticia que la semana que viene va a haber una delegación del Senado que se va a sumar a los actos en el distrito federal de México en conmemoración del 60.º aniversario de la elección de Martínez Barrio como presidente en el exilio de la República, por cierto, a instancia de los presidentes vasco y catalán, Aguirre e Irla. Estos son también gestos por parte de las Cortes. Nuestro grupo considera que ya es hora de que el Estado a través de una ley haga gestos en este sentido. Para terminar, como ya he dicho, votaremos a favor de las dos iniciativas.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Estaban. Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), tiene la palabra el señor Xuclà.
El señor XUCLÀ I COSTA: Muchas gracias, señor presidente.
Señorías, intervengo en nombre del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) para fijar la posición ante estas dos proposiciones de ley presentadas por el Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana y por el Grupo Parlamentario de Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds. En primer lugar, quiero manifestar el alto interés que siempre ha tenido el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) para afrontar la necesaria actualización y afloramiento de la memoria histórica. Hay una prueba irrefutable de este interés. Hace un año el Pleno de este Congreso discutía y votaba —no llegó a adoptar— una proposición de ley de Convergència i Unió, la primera de esta legislatura, sobre el tema que hoy estamos discutiendo. Hace un año Convergència i Unió hizo también una aportación para la necesaria actualización y puesta al día de lo que hoy estamos discutiendo; hubo discusión posterior a algunas proposiciones no de ley que llevaron a un compromiso del Gobierno, un compromiso que se ha incumplido, un compromiso que en aquel momento nos llevó a retirar nuestra proposición de ley, porque el señor Jáuregui se comprometió desde esta tribuna a que el Gobierno presentara un proyecto de ley antes del mes de junio del año 2005. Es mejor decir las cosas por su nombre y frontalmente: ha habido un incumplimiento desde hace meses de aquel compromiso. Ahora estamos en la mitad de la legislatura y además de la aportación de Convergència i Unió nos encontramos con la aportación de otros grupos parlamentarios, y en la mitad de esta legislatura especialmente crispada creemos que es el momento que de forma urgente, absolutamente urgente, el Gobierno tome el liderazgo, el Gobierno se plantee una vocación de consenso y lo forje entre los distintos grupos parlamentarios interesados en avanzar hacia la búsqueda de la verdad histórica y de su actualización.
Esta tarde en este Congreso de los Diputados hemos sentido desde los bancos de una parte de esta Cámara una frase: el odio es la caverna de los débiles. Esta tarde en este Congreso de los Diputados una vez más parece que se respira el ambiente de la crispación, de algunas falsedades y de algunos fantasmas sobre la unidad de España en la evolución democrática. Pues bien, ahora, a diferencia de hace un año cuando presentamos nuestra proposición de ley, es urgente que este tema lo afronte el Gobierno desde la unidad para resolverlo bien, porque la guerra civil y el franquismo supuso una ruptura civil emocional e institucional, una violación de la lengua, de la cultura y de las identidades. Para nosotros, como partido nacionalista catalán, una buena resolución de todo esto supone una buena resolución del signo catalán que tuvo, porque Cataluña como pueblo y sus instituciones fueron derrotadas y aniquiladas. Se requiere en estos momentos una resolución por consenso y no solamente por la aportación más que respetable de dos grupos parlamentarios.
Señorías, llevamos 30 años diciendo que la transición fue un acto de amnesia selectiva para hacer posible el avance hacia la democracia. Lo dijimos en el momento de la transición, lo dijimos hace un año en la presentación de nuestra proposición de ley, pero después de 30 años debemos hacer aflorar verdades que quedaron a medias, verdades todas ellas que debemos poder afrontar con serenidad y con sinceridad, con una serenidad y una sinceridad que no preside precisamente el ambiente político de esta legislatura por algunos sectores y algún grupo político. Si me permiten, después de 30 años también podemos decir algo más. Debe aflorar la verdad para la recuperación de la memoria histórica que debe servir para observar todas las contradicciones y todas las desgracias de la guerra civil y el franquismo. Sí, este proyecto de ley urgente que debe presentar el Gobierno también debe servir para aflorar todas las contradicciones y todas las desgracias que supuso la guerra civil y el franquismo. Nuestro grupo parlamentario, que para nada es partidario de las posiciones revisionistas que en estos momentos se plantean, tiene las cosas claras respecto a lo que supuso un golpe de Estado contra la legitimidad evidente de la República.
Nuestro grupo parlamentario está integrado por dos partidos, uno de ellos Unió Democrática de Catalunya, presente en las Cortes de la II República, leal a la II República y con un parlamentario (Carrasco i Formiguera) asesinado por su lealtad a la República y a la vez por la lealtad a sus ideales democratacristianos, y esto ilustra lo que les decía, lo que supusieron las desgracias y las contradicciones colectivas de la guerra civil. Este partido, Unió Democrática y Convergència Democrática, nacido precisamente de la oposición al franquismo, nacido desde el antifranquismo desea que se resuelva, y que se resuelva bien, esta situación y que se afronte la totalidad del drama y de la desgracia —alguien dirá sobre este delicado tema; no—. Sobre este tema crucial en la historia de España del siglo XX que se debe afrontar, que se debe actualizar, que debe aflorar la verdad y que se debe superar parte de aquella amnesia colectiva en la cual hemos vivido durante estos años, se debe decir que en estos últimos años se han hecho aproximaciones a esta realidad desde visiones bastante parciales. Debemos afrontar esta actualización desde la verdad, pero también desde la generosidad y a la vez, señorías —este es al menos el punto de vista de mi grupo parlamentario—, no invalidando ni el recorrido ni el trabajo hecho hasta ahora.
La exposición de motivos de la proposición de ley de Esquerra Republicana de Catalunya, si me permiten una muy breve cita, en un momento determinado dice: Ni la muerte del general Franco el 20 de noviembre del año 1975 ni el periodo de la transición significaron una auténtica reconciliación después de la larga dictadura militar. Nosotros, señorías, somos partidarios de la puesta al día, de la afloración de la verdad que aún no se ha afrontado, pero a la vez pensamos que en aquel momento se dieron unas condiciones, no sé si suficientes, seguramente mínimas, seguramente en la línea de aquella amnesia colectiva, selectiva desde los distintos sectores políticos y sociales, pero se tiene que hacer un reconocimiento de la reconciliación en aquel momento y se tiene que expresar también una voluntad evidente de dar un paso adelante. ¿Qué paso adelante? He hecho referencia a ello. Nuestra propuesta, que puede servir y que nos gustaría que sirviera también para este necesario debate es la proposición de ley que presentamos hace un año ante este Pleno y que fue retirada antes de su votación ante el compromiso del grupo de la mayoría y del señor Jáuregui de la presentación de un proyecto de ley por el Gobierno. Pues bien, si hace un año considerábamos necesario que el liderazgo y el consenso en esta materia fuera forjado por el Gobierno, más lo consideramos hoy. Por esto quiero terminar exponiendo cuatro condiciones para la fijación de nuestro voto.
En primer lugar, la confianza en que se expondrá por el grupo de la mayoría la voluntad, esta vez sí y sin más dilaciones, de la presentación de un proyecto de ley de recuperación de la memoria histórica que recupere los elementos presentados por los distintos grupos parlamentarios y también los elementos de nuestra proposición de ley de hace un año.
En segundo lugar, hoy más que nunca necesitamos del liderazgo y del impulso del Gobierno ante este momento de crispación y de revisionismo en algunos aspectos, pero también, como les decía, de aproximación parcial a una situación altamente compleja.
En tercer lugar, esperamos ser consultados por el grupo de la mayoría y del Gobierno sobre la presentación final de este proyecto de ley.
En cuarto y último lugar, esperamos que durante este periodo de sesiones se presente este proyecto de ley.
Señor presidente, señorías, termino. Ramón Trias Fargas, nacionalista catalán exiliado que fue diputado en el periodo constituyente en estas Cortes, que fue consejero del Gobierno de la Generalitat y que fue senador, en lo que podemos definir como su testamento político, en la pieza oratoria seguramente más importante de su trayectoria política dejó escrito para las nuevas generaciones: Tened la generosidad del que merece la victoria. Es evidente que hay una verdad que merece la victoria y que hoy, 30 años después, esta victoria debe aflorar.
El señor PRESIDENTE: Señor Xuclà, le ruego que termine.
El señor XUCLÀ I COSTA: Señor presidente, termino ahora mismo, simplemente diciendo que esta verdad que debe aflorar desde la generosidad debe hacerlo como hace 30 años, y ahora mejor que entonces, desde la serenidad y desde el sentido común.
Muchas gracias.
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