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J. G. B. / F. M. - Barcelona / Madrid - 26/01/2008
El País
El consejero de Interior catalán, Joan Saura, desconocía la existencia del confidente cuando declaró en el Parlamento autónomo, el miércoles pasado, que no había "indicios de un atentado inminente" en Barcelona.
Saura decidió comparecer en la Cámara pese al silencio del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba -con quien mantiene relaciones "fluidísimas"-, tras el desenlace de la operación, según diversas fuentes.
Horas después, el juez encarceló a 10 detenidos.
El ministro informó "por cortesía" al consejero la tarde del viernes, 18, unas horas antes de la operación.
La Guardia Civil confiaba en hallar gran cantidad de explosivos en los registros del Raval. Los resultados no fueron los esperados y ninguna prueba daba a entender que la acción suicida era inminente.
Saura reiteró ayer esta versión en una rueda de prensa en Madrid, donde buscó el auxilio de Rubalcaba.
El encuentro fue acordado por ambos tras la creciente "complejidad y confusión" en torno a la "precipitada" operación, apuntaron fuentes del Gobierno catalán.
Aun así, los grupos de la oposición criticaron al consejero, al que acusaron de "estar mal informado".
Rubalcaba y Saura plasmaron una versión común sobre cuándo iba a atentar el comando.
El ministro sostuvo que el único elemento que apuntaba a una acción suicida en Barcelona el pasado fin de semana era la declaración del testigo protegido, pero que no existían otras pruebas que lo avalaran.
Rubalcaba enfatizó que la pequeña cantidad de explosivo requisado a este grupo islamista, unos 30 gramos de nitrocelulosa con preclorato, hacía pensar que estaba destinada al entrenamiento de los terroristas.
Saura, por su lado, reiteró que tales informaciones avalaban la versión que él ofreció días atrás de que, testigo al margen, no había pruebas de la inminencia del ataque.
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